miércoles, 5 de noviembre de 2008

Black Man in the White House!

Oh, sí. Nada como estar de vuelta escribiendo diario en mi blogsito, que espero siga siendo el blog de confianza de ustedes, amiguitos de Internet. Lo malo es que, por bello que es esto de estar aquí diario, no va a durar porque voy a estar bien ocupadito este fin de semestre. Pero mientras, les ofrezco un comentario, por cuenta de la casa.
Ayer, además del avionazo en Reforma, sucedió otra cosa que es muy importante mencionar: las elecciones de EUA, el país más sucio, corrupto, violento y cobarde del mundo, pero al que por desgracia tenemos que seguir, porque nuestras sociedades desde hace mucho tiempo tienen un pacto suicida. Lo curioso de esta elección es que no ganó el típico 'ñor blanco, medio canoso de ideas conservadoras: guerra, racismo y 'american way of life'. Ahora, para sorpresa de todos, ganó un hombre de ascendencia keniana: el señor Obama, que hasta figuras de acción consiguió.
De nada le sirvió a McCain (¿lo estoy escribiendo bien?) haber metido en su fórmula a la Palin, que la verdad es un cromo de señora, y en sus tiempos de Miss Alaska (podría hacer un albúr aquí mismo, pero me lo guardo para luego) estaba aún mejor. El cuerpo y los chongos de la amante de los rifles valieron para pura m¡3rd4 en contra del carisma y popularidad del ahora primer presidente 'afroamericano' en la historia de EUA, que arrasó en las urnas y los corazones de un pueblo que estaba sediento de cambio.
Pero no todo es mérito de Oba-ma Kenobi, pues la victoria se la debe a una figura que desde su asiento le regaló en charola de barras y estrellas la presidencia del país: el ahora perdedor desempleado George Bush, enemigo jurado del Sombrerero Loco. Gracias a su guerra, la crisis que ya llevaba un buen rato en gestación creció como la mancha voraz (si no conocieron esa película, son muy jóvenes para estar viendo este blog) y se tragó la economía mundial. Y como los gringos son pendejos, pero no tanto (y además no todos), se dieron cuenta de que este cowboy de a peso fue el que los puso a parir melones, pues ya no quisieron votar por él. Con toda razón.
Ahora, lo que debemos preguntarnos es solamente una cosa: ¿Será Obama el mesías que todos en EUA parecen creer? La verdad la verdad yo lo dudo mucho, pero también admito que sí le veo más honestidad a él que a cualquier blanquito republicano. Cierto que no hubiera votado por él por dos razones: la más importante es que soy tremendamente anti-político (escribo de política, pero no creo en ella... es un poco como Santa Claus), y la segunda es que no soy americano, entonces ni me dejan acercarme. Pero bueno, creo que Obama era el mejor candidato, aunque nada más había dos. Ahora falta que su condición de negrito lo mantenga con los pies en la tierra y, por lo menos, deje de lado el típico racismo de la Unión Americana. Pero en cuanto a que arreglé el asunto de la guerra, la economía, la sociedad decrépita y decadente, las broncas migratorias y todos los demás problemas de EUA, lo dudo mucho, porque un hombre solo nunca puede cambiar la situación entera de una nación tan grande, sobre poblada y hundida en estiércol como la que le tocó. En general, creo que lo que Obama puede traer, y lo que espero yo de él, es un cambio de actitud para la sociedad. Arreglar una economía fregada en un ratito es muy difícil, pero abrir los ojos me parece más razonable: digo, si ya votaron por un negro, igual y dejan de cazar latinos en las fronteras.
Pero bueno. Ya saben que este es también su blog, y si quieren apedrear al hombre negro o a mi, pueden hacerlo con sus comentarios (y sus piedras, pero por favor traten de dejarlo en comentarios). Igual, si creen que Obama puede arreglar algo, comentenlo. Es un foro abierto. Por lo mientras, les agradezco a aquellos que siguen leyendo este blog pese a los altibajos de su servidor. Sigan difundiendo este espacio, por favor, y si se sienten con ganas dejen sugerencias para futuras referencias. Nos vemos luego... espero que no pase más de una semana.

martes, 4 de noviembre de 2008

Rumbo al bicentenario... y se nos cae el avión

Hola de nuevo, mis amabilísimos lectores. Como lo prometí, me estoy dando tiempo para escribir tan periódicamente como me es posible. Por desgracia, el comentario de hoy es, tristemente, fruto de una tragedia más que nacional, humana.
Como bien saben todos ustedes, me imagino, hoy a las 7 de la noche un avión jet (chiquito, cuando menos) se estrelló en plena calle de Reforma, en nuestra ciudad de México. Las víctimas fueron, hasta donde sé en este momento, solamente los ocho pasajeros entre los que destacaban dos funcionarios del gobierno: Mouriño y Vasconcelos. No soy quien para decir que fueran hombres honestos, ilustres y patriotas; no los conocí personalmente y es muy difícil hacer un juicio de esta categoría con base a lo que se dice. En todo caso, la política tiene fama de sucia, pero ese no es el asunto. El asunto es que ocho personas, dos más famosas que el resto, murieron en un accidente (o atentado, finalmente no podemos descartarlo), y muchas otras, cuarenta más o menos sufrieron heridas o quemaduras de cierta severidad, esto olvidándonos también de los daños materiales.
Repito: no puedo expresar una opinión en cuanto a la calidad moral de los ocupantes del vehículo, pero lo que me parece evidente (creo que a todos) es que este acontecimiento es verdaderamente un horror para la gente de la ciudad. Pese al título de mi texto, que es un tanto 'chistoso', la verdad es que me conmueve tremendamente el hecho de que un avión caiga a media ciudad, por error o por maldad, y cause un desbarajuste en la vida de tantísimas personas: los familiares de los muertos, los de los heridos, la gente que los conocía y hasta los mismos 'atorados' por el bloqueo del tránsito. Sabrá Dios cuales eran las historias de esos, de los cuales seguramente uno necesitaba llegar a las ocho a X lugar por Y razón, y ahora no pudo hacerlo. O el que simplemente presenció el nefasto suceso y ahora nunca (me imagino yo) lo va a poder olvidar.
Si de por si ver la escena en la tele era bien grueso, imagino a los que lo vivieron (y sobrevivieron para contarlo). ¿Qué pensarán? ¿Qué habrán sentido al verlo? Porque digo, uno no va por la calle esperando que le vaya a caer un avión. Y a los que les tocó, a sabiendas de que no se iban a poder escapar, no les quedó más que aguantarse. Gracias a Dios no hubo tantos muertos como pudo haber.
Yo siento repudio por aquellos que, en caso de que fuese un atentado, hayan sido responsables por un acto tan cobarde y escandaloso. Independientemente de quién pudo ser el blanco, la muerte de una persona, y más una muerte tan violenta, y a la vez tan fría; tan cruel y tan insultante (para la misma sociedad) no es nunca algo que se justifique. Ocho muertos y cuarenta heridos es algo que simplemente no debe ignorarse.
Quizás si fue un accidente. Pero en todo caso, la tragedia es igual de grande, porque los muertos no se van a levantar. No puedo decirles que lloren a Mouriño o a Vasconcelos. Igual y ustedes no le van a ese equipo, y la verdad se vale que así sea. Lo que sí les pido es que tomen consciencia de que no se murieron unos panistas, sino ocho personas. A lo mejos los pilotos eran perredistas, o priistas, o abstemios políticos como yo. Pero lo que sí sé es que todos eran personas, a lo mejor con familia y con hijos que, por desgracia, se quedaron esperándolos y no los van a volver a ver.
Lo que vivimos no fue un hecho político; ni siquiera un evento histórico. Más que historia viva, lo que nos tocó esta noche, 4 de octubre de 2008, fue una terrible y fatal realidad. A lo mejor en tres años nadie se va a acordar, ni va a salir en libros de la SEP, ni nada. Pero ahora mismo, hay gente, como ustedes y como yo, cuya vida no va a volver a ser la misma.

Mañana: 'OBAMA VS McCAIN: Victor Maximus'

Por los difuntos y sus familias, los invito a que reflexionen. Hagamos un minuto de silencio, y luego una eternidad de palabras.

jueves, 23 de octubre de 2008

La locura del celular

Hola, mis queridos lectores y amiguitos de Internet. De verdad me apena mucho, como siempre, no estar escribiendo tanto como quisiera, pero mis numerosos problemas no me lo permiten. Por lo mientras, les prometo que voy a escribir mínimo una vez por semana, y ya que se normalice mi tiempo volveré a escribir más seguido.
Antes de empezar con el comentario de hoy, quiero acusar al gobierno del Distrito Federal (nuevamente) de incompetente. Con las nuevas rutas del Metrobús no llega uno más temprano, sino más tarde. Y no sólo eso; va más lleno desde el principio y es más caro. Ese Marcelino 'Pan y vino' ora si se manchó.
Bueno. Entrando al tema. Hoy, durante mis viajes épicos del día a día, me tocó ver una escena que para muchos sería normal, pero no para el hombre del sombrero. Había ocho personas en la fila para recargar las tarjetas del dichoso Metrobús, y todas estaban apretándole botoncitos a sus teléfonos. Unos para marcar, otros para mensajes, otros para música, otros para Internet. Simultáneamente, todos estaban enfrascados en el casi morboso placer de la telefonía celular.
Todos llevaban modelos muy nuevos (y caros), y además se ve que eran de los que nunca se despegan del teléfono. No está mal, pero es muy chistoso ver como nos hemos vuelto tan dependientes de la telefonía celular. Ese pequeño aparato se ha vuelto una cosa esencial de nuestra existencia cotidiana. Ya es raro ver que alguien no tenga un celular, o más, y más raro que no sienta que lo necesita, de una forma u otra.
Este impulso repentino de 'dependencia' al cel se presenta también con otras variantes: el iPod, los blackberry, etc. Pero principalmente con el teléfono celular común y corriente (bueno, no tanto, porque algo que cuesta más de tres mil pesos nunca será común y corriente). Conozco gente que literalmente sufre si no lleva su aparato. Se sienten desnudos; incomunicados del mundo. Han perdido, más que una máquina, su nexo con el mundo moderno, y en algunos casos hasta su identidad. Y no hablo de perderlo, sino de dejarlo en el coche, de quedarse sin batería, de olvidarlo en la cama... Tengo amigos que no acaban de estrenar un teléfono nuevo cuando ya están pensando en el siguiente modelo que van a comprar. Asombroso, de verdad, teniendo en cuenta que muchos de ellos, como yo, nacimos en una era donde todavía existían los teléfonos de ruedita (si no saben de lo que hablo, no tienen edad para beber alcohol legalmente; pregunten a sus abuelos).
Increíble que pasamos, como individuos, unos trece años sin siquiera conocer el celular (al menos ese es mi caso), y ahora no podamos imaginar la vida sin él. Y no hablemos de sociedad, porque la humanidad ha existido desde hace unos 20,000 años y el celular apenas salió en el siglo XX. Fue una revolución mayor que la de la computadora, lo que es decir mucho, porque también creció de la nada hasta volverse una cosa de la que muchos también dependen. No cabe duda de que el celular llegó para quedarse, y posiblemente todavía le queden sorpresas para darnos.
Por ejemplo, oí en un programa de radio que ya se investiga la posibilidad de que los celulares se conviertan en nuestra identidad del futuro: se convertirá en nuestra identificación (adiós al CURP y RFC), por lo que el número será intransferible y completamente personal, a través de el haremos nuestras compras y manejaremos nuestras cuentas bancarias; ese aparato y el concepto que le da vida de verdad pasarán a ser nuestro vínculo con el mundo. Un alma electrónica. Interesante, aunque también algo escalofriante. Recuerdo las novelas de Huxley (Un mundo feliz) y Orwell (1984), no al grado extremo que ahí se muestra, pero sí en el sentido de crear un mundo bastante más mecánico, donde todos nos definimos por un número, en este caso, el del celular.
Pero aún no llegamos a eso. En el hoy, me quedan unas pocas preguntas para invitarlos a reflexionar: ¿el celular es un lujo, o una necesidad? ¿les parece adecuado que nuestro celular se convierta en una herramienta de identificación? ¿qué es, hoy en día, el teléfono celular? Una herramienta, o un juguete de moda... quizás una parte de la vida de un hombre. Un medio por el cual una persona se une a todas las demás, sin importar el momento ni el lugar. Sonará fuerte, pero puede que estemos frente a una de las primeras formas de evolución electrónica del ser humano: un apéndice que nos permite, de cierto modo, fundirnos en una red colectiva; a través de la cual el mundo es pequeñito. Nos pertenece.
Dije una vez 'Todo cabe en un sombrero...', pero comienzo a pensar que donde cabe todo es en la memoria del celular.

lunes, 13 de octubre de 2008

De tu arte a mi arte...

Antes de comenzar, quiero disculparme con todos mis amables lectores por no haber estado presente esta semana, pero especialmente con un buen amigo a quien no pude acompañar en una ocasión especial. La verdad es que mi vida universitaria y personal se me está poniendo demandante y no me da tiempo ni de revisar mi correo, ni mi blogsito, tristemente. Pero bueno... ya le quedé mal a todo el mundo este fin, espero que me disculpen.
Dicho lo anterior, es momento de escribir un comentario bien lindo. Como ven, la encuesta no tuvo mucha participación (ni modo, así es esto de los blogsitos), y me veo obligado a actuar en función de los resultados obtenidos. Por eso es que hablaremos de la literatura. ¿Alguno de ustedes sabe qué es realmente la literatura? Porque una cosa es que la literatura sea el arte de escribir y otra muy distinta es lo que se escribe normalmente. Una lista de súper (o de la comer) no es literatura. ¿HArry Potter es literatura? No respondan. Piénsenlo. La verdad es que es bien complejo decir qué sí y qué no, pero los parametros para darnos cuenta de si es o no es son más o menos estos:

- Debe haber un manejo estético de la lengua. O sea que el escritor debe escribir de una forma clara, con un estilo adecuado y con conocimiento y habilidad en el uso del lenguaje. Mala ortografía, mala gramática o vocabulario de sopita de fideos no es arte.

- Como todo arte, debe provocar una reacción emocional (o racional, porque hay quien no tiene emociones). Debe ser capaz de conmover, irritar, perturbar o alegrar al lector, por dar ejemplos. En ese sentido, la excepción existente son los libros de auto-ayuda, porque esos se cuelgan de lo que ya siente la gente antes de leerlos.

- Debe abordar temas, reflexiones y contenido en general que sean relevantes para el lector y para la sociedad humana en general. Por eso es que la mayoría de los buenos libros se pueden traducir con éxito a todos los idiomas: sus contenidos son universales.

- En la medida de lo posible debe ser original.

Bueno, ya sentamos una base que nos ayuda a entender mejor la literatura, pero aún no hemos dejado nada claro. Vamos a tomar un ejemplo real (varios, mejor) que nos permita explicar éstos conceptos mejor.
El Quijote de Cervantes, obra cúspide de la literatura española (es la base de nuestro idioma como lo conocemos, así que no lo duden), maneja el español como nadie (repito, Cervantes creó nuestro español moderno), maneja una serie de elementos que nos conmueven: el amor, la lucha de un hombre contra una sociedad desvalorizada, humor, etc., etc., etcétera. También maneja entre estos elementos temáticas profundas que le importaban a la gente de entonces, y a la de ahora, incluso. Nunca antes se había escrito algo así.
Ahora, digamos... Harry Potter. Cierto, maneja una serie de temáticas que a los niños, y a muchos no tan niños, les interesan: el desarrollo de un 'estudiante' en el ambiente escolar, la formación de la personalidad y las amistades, la magia, etc. Pero gran parte de su éxito se basa en fórmulas narrativas e ideas que ya se han usado antes (en El señor de los anillos de Tolkien, por ejemplo, o incluso en los cuentos populares de la cultura europea). La originalidad no es su fuerte, y eso merma mucho su posible inclusión en lo literario. Quizás provoca una respuesta emocional, pero se basa en fórmulas que no son nada originales: siempre se muere alguien cercano a Harry Potter (me acordé de Bambi, por ejemplo, y hasta de Star Wars), sus amigos siempre lo salvan (o sus papás muertos, o sus maestros, o quien sea...). Yo diría que no es literatura. Claro, los niños lo leen y eso es importante, pero hasta ahí.
Bueno, espero que este pequeño comentario sea de su interés. Si alguien quiere quejarse de mi punto de vista o algo diferente, ya saben que esto es un foro tanto de ustedes como mío. También pueden contarnos: ¿cuál es su libro favorito? ¿les gusta leer? ¿no? ¿por qué?

Y recuerden: le pido una disculpa a mi Valedor. De verdad, disculpame.

miércoles, 8 de octubre de 2008

El tiempo vuela... nosotros caemos

Hola de nuevo. Admito que me asusta un poco el hecho de que de nuevo estoy como empecé en mi blogsito. Veo pocos comentarios... y las encuestas, bueno. En todo caso, tampoco se me hace algo de profunda relevancia, porque ante todo, escribo para mi. Igualmente, me disculpo con aquellos que han querido leer y no encontraron nada ni lunes ni martes. El tiempo se me fue volando, porque estuve ocupado en cosas y cosas. Ahora mismo escribo algo a prisa.
Eso me lleva al tema de hoy. Como pasa el tiempo. ¿No les pasa que, antes de que se den cuenta, ya pasó un día... o dos... o una semana... o un mes... o un año? A mi, al menos, sí. Y me preocupa porque cada día que pasa parece ir durando cada vez menos. Y por lo mismo, me rinde cada vez menos, y lo malo es que cada vez hay más cosas que hacer.
Me acuerdo que cuando era niño, un año era larguísimo, como la cola para los boletos del metro. No podía esperar para que llegara la navidad, o los reyes, o las vacaciones. De hecho, me daba tanto tiempo que me pasó una vez esto: era un día cualquiera de mayo, digamos, y me levanté porque creí que era día de reyes. Raro, pero verdadero. O me acuerdo que hasta los días eran bien largos. Me dormía hasta en el coche, con mis papás, en los caminos más cortitos y me parecían horas de viaje (y de sueño). Puede ser que me parecía así porque, como todo niño feliz, tenía muy pocas preocupaciones y menos ocupaciones.
Ahora, en el mundo 'adulto', me pasa lo contrario. Me veo a mí mismo enredado en un mundo de gente en el cual todos, sin excepción, viven apurados. No les alcanza el tiempo, no terminan nunca de hacer algo en el tiempo propuesto, ni se pueden tomar un descanso, porque tienen que ir a otro lado: al gym, la escuela, el trabajo, por los niños, al doctor, al súper (¿o a la comer?), a la comida con X, etc, etc. Por eso hay tanto tráfico, tanto stress y tanta gente en todos lados, a todas horas. Porque si no lo haces orita, luego no hay tiempo. Lo raro es que después no hay tiempo porque... ¡nos la pasamos haciendo cosas porque después no hay tiempo! Es un círculo vicioso, irónico, cruel e implacable. Nos absorbe inevitablemente, como un remolino en el agua.
En cierto modo, el ritmo de la vida se acelera porque nosotros mismos le permitimos acelerarse, pero hay que admitir que mucho tiene que ver en esta locura la sociedad. El horario de verano, un novedoso invento que haría que cualquier torturador medieval se sintiese orgulloso, nos descompone nuestro reloj interno; los estrictísimos horarios de trabajo nos hacen vivir con miedo de las consecuencias de fallarle al reloj, aunque sea por diez minutos. No digo que debamos ser irresponsables, pero muchas cosas no tienen que ver con la responsabilidad -porque si uno trabaja en dos horas lo que otro hace en diez, ¿qué importa a qué hora llegó?- sino con el intento, siempre futil, de los hombres para imponer un orden en su vida. Para no sentir que van a la deriva y para... no sé para qué. Igual les falla todo.
Pero bueno. El punto es que no soy el único loquito que se salió de Alicia en el país de las maravillas. Léanlo y entenderán de lo que hablo, porque para mí, el Sombrerero Loco, la hora no importa. En mi reloj siempre es la hora del te. Pero para el Conejo Blanco, siempre es tarde. Es cuestión de perspectivas. Es una lástima que sea la perspectiva del conejo la que se haya popularizado. Ah, qué más da. Ya llegará mi momento... mi hora. Pero también, como todas las demás, se irá volando.

No olviden votar en las encuestas, por favor.

domingo, 5 de octubre de 2008

Personalidad... ¿pirata?

Hola de nuevo, mis amiguitos de Internet. Antes de comenzar a conversar con ustedes, me da curiosidad comentarles algo. Hace poco puse dos comentarios; uno sobre un tema profundo e importante -la pena de muerte-, y uno más light, aunque también importante y reflexivo -Los X-Men-. Me llama la atención que nadie comentó nada con respecto al primero, y en cambio hubo más comentarios en el segundo. No está mal, pero es curioso como cuando algo tiene un nombre más serio nos intimida un poco, ¿no?
Bueno. Les quiero hablar de una cosa que me atribula terriblemente. Cada día que salgo a ver el mundo me toca ver mucha gente, como sería de esperarse. Sin embargo, y esto es lo que me preocupa, veo mucha gente, pero veo muy pocas personas. ¿No les ha pasado? Me explico: por decir, en el metrobús, me toca ver como 150 'cuerpos', y sin embargo, hay como 7 personas nada más (más o menos, no es exacto). Porque de esos 150 todos son parte de unos cuantos estereotipos. Triste, pero cierto.
¿O no? Vean a la gente que los rodea en... no sé... su salón de clases u oficina: fíjense bien. Van a ver que las similitudes entre ellos son muchas y hasta pueden organizarlos en grupitos. Por dar un ejemplo, les ofrezco este: todos dicen (decimos, a veces también se me sale) 'güey' para todo. 'Güey, es que no tengo varo, güey.' !Dos veces en la misma oración! Sorprendente, ¿no, güey? Ya en serio, está muy raro que poco a poco nos adaptamos a ciertos esquemas que vemos en los demás: las palabras, la ropa, las actividades... Eso es lo que me lleva a la pregunta: ¿De verdad somos únicos y originales, o somos, como muchos de nuestros comerciantes, piratería?
No se ofendan. Sé que es muy difícil hacer algo original. En nuestro mundo, tan lleno de gente, es casi imposible ser diferente de todos. El ser similares nos ayuda a subsistir, a no estar tan solos y hasta a reproducirnos. El problema empieza cuando ya no sabemos si lo que somos viene de nosotros o de afuera. Vivimos, hasta cierto punto, con la presión de ser como los demas quieren que seamos. Y tampoco es, al menos no siempre, voluntad de los otros convertirnos a sus ideas, sino que es parte de un ciclo chistoso de adaptación humana: cuando nos hemos acostumbrado a algo, lo vemos 'natural', y todo lo que no pertenece a esa naturalidad es, por antonomasia, grotesco (Vean el comentario de los Hombres Nada-X). Y al ser humano nada le gusta tanto como evitar estas anomalías, de una forma u otra. Por eso hay segregación de tantos tipos, iniciaciones y novatadas para entrar a un grupo, o simple y sencillamente: grupos en sí.
Recuerden cuando estaban en la secundaria o la prepa: había grupos. Oh, sí. Los clásicos matados (o ñoños, tetos, nerds, etc.), los chidos (esos que todo mundo admira, que normalmente son guap@s o deportistas), los X (que son como el pueblo llano de la edad Media), etc, etc, etc. Esos grupos existían porque todos creemos estar en la posición correcta. Por eso es que le encontramos tantas fallas a las ideas de los demás: si es guapo, es gay - dicen los feos-; si es guapa, es bien hueca -dicen las feas-; no le gusta el Psycho, es aburrido.
Ahora, lo interesante es que siempre el grupo mayoritario tiende a hacer más presión. Y eso, muchas veces, nos obliga a buscar la forma de ser aceptados. Porque es natural querer ser aceptados (muy natural, porque muchos primates son parte de grupos sociales). Finalmente, es parte de nuestra esencia el pertenecer a algo. Lo malo es que, en el camino, perdamos lo que verdaderamente somos, o sacrifiquemos aquellas cosas que nos hacen realmente únicos. Y que, además, generemos barreras tan grandes entre los mismos grupos y actuemos de formas tan violentas y crueles para con ellos que no pertenecen al grupo. Considérenlo; después de todo, cada quien tiene su derecho de elección.

jueves, 2 de octubre de 2008

Sombrerero Lírico...

Hoy, amiguitos de Internet, voy a ofrecerles para su gusto, o disgusto, unos versos que han salido de mi sombrero loco. Espero que les gusten.
- Sangre Olvido y Muerte
Tengo hambre, tengo miedo, tengo frío;
ya no escucho la verdad en mis palabras.
¿Es que solo quedan ya dudas macabras
en la mente del que fuera un dios sombrío?
Era fuerza y tempestad; era tormenta;
era sueño y vanidad insuperables.
Mas despierto uno más entre mortales,
atrapado en esta tierra que lamenta
su existencia. Me destruye su contacto
que envilece hasta la más perfecta rosa;
su patética existencia es engorrosa
para el gusto, el oído y hasta el tacto.
Si desprecio la mentira que los une
es porque odio la verdad que los separa.
Pero ser la misma cosa; extraña, rara...
es aún más lastimero y me reúne
con creaturas entre las cuales no hay suerte.
Atrapado y malherido caigo al suelo,
y lo único que encuentro no es consuelo:
cuanto olvido, cuanta sangre, cuanta muerte.
- Noches estrelladas
Tantas noches que no duermo y tú no brillas,
tantos miedos que se ocultan en las sombras.
Tantas caras y recuerdos que tú nombras;
que se pudren como frutos sin semillas.
No hay sentido en mi existencia pesarosa
si te marchas cuando llega la mañana.
Eres sola claridad que me acompaña
con tu hermosa cabellera luminosa.
En mis sueños no hay belleza más profunda;
ni en las más recónditas esquinas de la tierra.
Al mirarte se desata en mí una guerra
entre el hoy y los pasados que redundan
en perjuicio para mi futuro nuevo.
¿Dejarás que me consuma la locura
para así evitar mostrarme tu ternura?
No lo hagas; te lo pido, te lo ruego.
Suave estrella que deslumbras y embelesas;
desconfiada y traicionera, pero falsa,
porque sabes que es amor lo que te ensalza
como sabes que es a mí a quien lo profesas.

miércoles, 1 de octubre de 2008

Dime qué comes y te diré quien eres

Ya tenía ganas de escribir este comentario, pero no lograba aterrizar la idea. Simplemente no sentía que lo estuviera abordando de la manera correcta. Pero he estado pensando y creo que ya tengo la aproximación correcta. Entonces comienzo.
¿Les gusta salir a comer? A mi sí. Porque comer es una experiencia, a mi parecer, que te hace crecer como persona. Te hace entender mucho, mucho de la naturaleza humana y de sus mismos gustos y costumbres. Lo que uno come, por sorpresivo que parezca, nos expresa de manera casi completa lo que esa persona es. Oh, sí.
Voy a dar un ejemplo. Cuando salgan a comer con su pareja (o su pareja en potencia), observen lo que pide. Si come con salsa, mucha salsa, nada de salsa; si pide un plato vegetariano, si pide pasta... todo lo que una persona representa se puede apreciar en lo que está en su plato. Noten como lo pide, como le gusta que esté servido, y todos los detalles que puedan. Vamos a poner algunos ejemplos: Mi amigo 'Eggs Benedictine' pide unos tacos a pastor y les echa mucha, pero mucha salsa. Normalmente quien come con mucha salsa, o condimentos en general, es gente a la que le gusta exhibirse. Si por el contrario no le echa nada de salsa... bueno, es que no le gusta el picante (lo lamento, pero en la mayoría de los casos esa es la verdadera razón).
Ahora, si 'Eggs' encuentra una mancha en un plátano y ya no se lo come, podemos asumir muchas cosas. Si la mancha está muy chiquita, es que 'Eggs' es un mamila de primera, porque como juzga su comida juzga a las personas. Si la mancha no es tan chiquita, lo más posible es que 'Eggs' sea una persona muy nerviosa. Si la mancha es muy grande, eso significa sin lugar a dudas, que el plátano ya está descomponiéndose.
Lo que hace 'Eggs' es muy representativo. Normalmente proyectamos, sin darnos cuenta, la forma en que vemos el mundo a lo que pedimos de comer. La gente que pide platos muy 'acá', como 'Eggs', que pide Lasagna en todos lados, quiere expresar que se siente atraído por lo más exótico; denotar su condición de cosmopolita. Pero si pide, no sé... ensaladas, 'Eggs' demuestra su preocupación por la salud y la estética. Si hubiera pedido postres o comida rápida, podríamos asumir directamente lo contrario.
¿Por qué 'Eggs'? No importa. La verdad no tengo idea.
Volviendo al punto, lo que comemos nos define. Si nos gustan, por ejemplo, los antojitos, es que somos personas más bien relajadas. Los pasteles; gente muy orgullosa. Pero también podemos decir que la gente que le gustan las comidas sencillas son más bien flojas, en oposición a quienes prefieren platos muy elaborados, que normalmente son hacendososo y muy activos.
Un dato curioso es que mientras menos sean las comidas que te gusten (y más lo que no te gusta comer) menos tolerante y carismático eres. La mayoría de la gente que conozco (que es carismática) come casi de todo. En cambio, conozco gente que no le gusta nada de lo que uno sirve y a nadie le agrada (aunque pueda ser que una cosa te lleve a la otra). Repito: como vemos la comida es como vemos la vida y a nuestros semejantes.
Alguien a quien no le gusta comer comida mexicana es alguien que no se siente a gusto con su mexicanidad. Si a 'Eggs' no le gusta la comida rápida es muy probable que no se adapte bien a los cambios. La gente que difruta más un arrocito casero es normalmente la que se siente cómoda con la familia.
Ahora, éstas no son leyes. Lo baso en mi experiencia vital; en lo que he visto en 'Eggs' y otros amigos o familiares como rasgos comunes. Hasta ahora no me han defraudado. Si tienen cebollazos, otros datos curiosos o simplemente una opinión, ya saben a donde mandarlos. Y que alguien me diga: ¿quién votó por Wolverine en la encuesta?

martes, 30 de septiembre de 2008

Los Hombres X (Nada X)

Hola, amiguitos de Internet - me preguntó si de verdad alguien va a leer este saludo. Hmmm-. El día de hoy, en conmemoración al fin de la encuesta de Cyclops v.s. Wolverine, que aparentemente ganó el último, vamos a hablar de los X-MEN. Y no crean que es algo tan simple; de hecho hay mucho que decir con respecto a esta peculiar historia, nacida en el cómic y llevada a T.V. y cine con éxito. Pero antes, por favor contesten: ¿Quién votó por Wolverine? Digo, sólo dos personas votaron en las encuestas, y el voto de Cyclops lo di yo. Alguien que es medio asiduo del blog debió votar por Logan. Bueno. Ni modo, vox populi.
Empezaré por mencionar a los hombres X. Aunque ha habido cambios en la nómina de este conjunto, me limito a hablar de mis favoritos (y los más importantes):

- Profesor X: El buen Xavier, telépata de nivel 5 (el más alto entre mutantes) y fundador del equipo. Si bien actualmente el equipo en el cine y los cómics subsiste sin él, es una figura de máxima importancia.
- Cyclops: El líder del equipo, y fuera de las críticas que pueda recibir, uno de los más poderosos X-Men, después de Fénix y el mísmo profesor Xavier. Sus rayos ópticos incontrolables y sus habilidades para crear estrategias lo convierten en el X-Men supremo. Pero lo admito, no es el más popular, ni en su universo ni en el nuestro, por su carácter más bien introvertido y su seriedad.
- Wolverine: Honor a quien honor merece, el ganador de esta encuesta y poseedor del título del mutante más admirado y preferido. Su factor de curación, su esqueleto de Adamantium y sus garras, además de su actitud cervecera y cínica lo hacen uno de los miembros más importantes del equipo, aunque no fue de los X-Men originales. Por cierto, lo veremos nuevamente en la pantalla grande en su propio film...
- Jean Grey (fénix): La pelirroja más sexy de los cómics, es toda una fiera del poder psíquico. La mutante más poderosa de todos los tiempos, pero hoy en día, salvo por la película, su figura se hace menos presente cada vez. Fue novia de Cyclops, pero constantemente se le relaciona también con Logan. Al final, la sustituyeron por Emma Frost en el equipo y en el corazón de su líder. Pero eso sí, el Fénix siempre será el Fénix.
- Nightcrawler: Chico azul, de corazón muy noble y con aspecto demoniaco. En su contexto original, es muy religioso. Es uno de los personajes más populares, porque se teleporta, se pega a las paredes, tiene superagilidad, y bueno... es azul. Se ha mantenido vigente en la historia de X-Men.
- Emma Frost: Una verdadera reina del hielo. Es rubia, fría, pérfida y sólo se preocupa por... ella misma. Claro, la dibujan supersexy y con poca ropa. Telépata y capaz de convertirse en diamante, es la adición más reciente al equipo. Por cierto, antes era una villana. Ahora, en todo caso, es la novia de Summers y la segunda al mando del equipo. Polos opuestos sí se atraen (necesito una así). Lástima que no saliera en las películas, pero creo que le van a dar la suya. Rezaré para que salga Scott.
- Gambit: Tampocó llegó al cine, pero es, innegablemente, uno de los mutantes más carismáticos. ¿Quién no recuerda a este ladrón frances de look-cool, su baraja explosiva y frases como: '¿Necesitas un as de tréboles?'? Podría decirse que es mi segundo favorito, después de Cyclops (quizás Frost sea la tercera).
- Magneto: Le pasó lo que a Xavier, pero no se puede negar su importancia en la historia de los X-Men. Otro nivel 5, y antes del Fénix era el más poderoso.

Dicho lo anterior, comienzo mi comentario (que no será el único de los hombres X), diciendo la verdad más impactante que van a oír con respecto de esta serie: nosotros, cotidianamente, vivimos la historia de los X-Men. Así es. Porque en la historieta se narra, de forma adornada y exagerada, una realidad: la discriminación. La gente tiende a odiar lo que es diferente.
Esta es una de las principales virtudes de éste cómic. Refleja, más que cualquier cómic del mismo tipo, la diversidad que existe entre los humanos, y una serie de realidades como el odio, la xenofobia, el racismo, etc, que todos presenciamos.
Otro punto a favor es que sus personajes (no todos), nos gusten o no, están muy bien hechos. Digo, no son perfectos, pero están construidos con un buen grado de realismo. Ejemplos claros: los de la encuesta. Cyclops, medio depresivo y muy serio, resultado de su problema para controlar los rayos ópticos, en oposición a Logan, despreocupado y temerario, porque nada lo va a herir.
En general, me parece que todos deberíamos ver (o leer) la historia de estos mutantes. Les recomiendo mucho que lo hagan, y creo que no se van a arrepentir. Otro día profundizaré sobre lo que dije antes, hoy solamente era una pequeña introducción a los X-Men. Que tengan un buen día...

lunes, 29 de septiembre de 2008

¡Qué le corten la cabeza!

Antes de empezar, les pido nuevamente una disculpa. No pude escribirles nada este fin porque estuve ocupado. No paré ni un minuto, y lo peor es que no fue en nada placentero. Bueno; tampoco me estuvieron torturando unos judiciales, pero ustedes me entenderán (y si no ni modo, pero el intento se hizo). Lo que importa es que hoy estoy de nuevo listo para darles algo en que ocupar sus ociosas y, por tanto, creativas mentes.
¿Están al tanto de que hay una iniciativa para promover la pena de muerte como castigo a los secuestradores que maten, violen o mutilen, no? Que interesante. Obviamente, mi punto es que ustedes piensen si están a favor o en contra, pero antes de que me respondan, vamos a recordar algunas cosas de la pena de muerte.
Desde hace mucho tiempo, el hombre siempre ha sentido la imperiosa necesidad de hacer justicia. Y como la gente (por desgracia) reacciona mejor ante la amenaza del castigo que ante la promesa del premio, siempre buscamos nuevas y más 'intimidantes' formas de hacer desistir a los criminales de sus empresas maliciosas. Matarlos, como es obvio, es una de las más exitosas en este sentido: ¿después de todo, quién no le teme a la muerte, y más si es dolorosa y violenta?
Hagamos memoria: Los mismos griegos, tan civilizados y reconocidos por sus filósofos castigaron a uno de sus hijos más famosos con la muerte. Sócrates, pues, bebió la cicuta y murió. Los antiguos romanos, ya más violentos, mataban como si fuera jugar al dominó: Brutus y compañía conspiraron para matar a César, Marco Antonio se mató solo cuando fue vencido junto a Cleopatra, que también se suicidó. Los samurai, siguiendo su código de vida, practicaban el sepukku, mal llamado harakiri como parte de una muerte ritual, honorable, pero impuesta. Incluso los aztecas y los otros pueblos prehispánicos practicaban sacrificios humanos, en otro contexto, pero es importante mencionarlo.
Y no olvidemos el tan dulce medioevo: La Santísima Inquisición inventó cientos de nuevas y mejores formas de acabar con una vida (y salvar el alma, de paso); también los cazadores de brujas, los señores feudales, etc. Desde la horca, las hogueras, la prueba de la bruja (río, mujer sumergida; si sale es bruja, y la matan, si se ahoga es una mujer santa que murió en paz con Dios), las torturas que a todos nos encantan tales como la dama de hierro, el estómago hinchado con agua y otros tantos clásicos: todos los debemos a gente que creyó que matar era lo correcto.
Aquí comenzamos con las discrepancias. En el mundo de los griegos, romanos e incluso los japoneses, la muerte es autoinfligida en ciertos casos, porque morir por la propia mano es, de cierto modo, más importante que morir en sí. La muerte es un castigo, pero es también una prueba: enfrentarse al miedo y quitarse la vida es una forma honorable de acatar la sentencia, en oposición a ser 'ejecutado' por un verdugo, lo que se consideraba cobarde. Este suicidio es, de una manera indirecta, similar a la muerte en batalla, porque requiere de valor, y aunque se trataba de un castigo severo (mucho), no se perdía la honra.
Para los mesoamericanos, la muerte no era solamente un castigo: era un premio también. Algunos sacrificados eran prisioneros, cierto; pero otros eran elegidos para ser 'ofrendas de vida' a los dioses. Aquí también hay honor, pues el sacrificio es, ante todo, un acto de valor y de misticismo.
Para el mundo romano (otra faceta) y medieval, la muerte era simple y llanamente castigo: no hay honor ni valor. En cambio, hay espectáculo, hay sufrimiento y mucho, en verdad muchísimo dolor. El circo romano mató cristianos como hoy matamos perros callejeros, pero haciéndo fiesta en el inter: leones, gladiadores, parrillas y cientos de llamativas ideas decoraban las masacres que se presentaban en el Coliseo. Y en el caso medieval, quién haya visto películas de la época (Corazón Valiente, con Mel Gibson, es uno de los mejores ejemplos que vienen a mi mente, el otro es Juana de Arco, protagonizada por la bella Milla Jovovich) entenderá lo que digo: sacarle las tripas a alguien vivo o quemarlo (también vivo) son formas muy prácticas de disuadir al criminal. Por eso el castigo era público.
Ahora, volviendo al presente... no, aún no es momento de la pregunta del millón. Antes hablemos un poco más de historia moderna. La condena a muerte ha sido usada aún en formas más elegantes desde que apareció la ciencia: la silla eléctrica, la cámara de gases, inyección letal, incluso el paredón. Claro, los clásicos nunca mueren (pregúntenle a Sadam).
¿Se vale? ¿Es justo? ¿Se lo merecen los criminales? Esa es la verdadera pregunta. El problema de matar y no matar es sólo uno: ¿A quién? Como decido quién merece y quién no que le quiten la vida. Si yo mato en defensa propia, no. Si mato con premeditación, traición, alevosía y ventaja; entonces sí. ¿Pero si me defiendo con premeditación, traición, etc, etc.? Porque habrá quien lo argumente; después de todo, todos defendemos nuestros intereses. Y bueno, el violador. ¿Es peor o menos peor que el secuestrador? ¿Y que el asesino? ¿Dónde queda el torturador?
Como ven, el ranking de la maldad tiene muchos huecos. Ahora sí, les pregunto: ¿están de acuerdo? ¿No? ¿POR QUÉ? Lo que yo escribo no es para que piensen una cosa o la otra. Muchos murieron injustamente por penas como las que mencioné, pero muchos otros viven y destruyen casi las mismas vidas. No puedo decidir por ustedes. Pero les puedo contar un poco de historia para que sepan; para que decidan con consciencia. Además, ¿se vale matar para evitar que maten? ¿La pena debe ser dolorosa? ¿Es un castigo, o una forma de proteger a la sociedad? Mediten, amiguitos de Internet. Y opinen, porque es la voz la que nos da poder.

Nota final: ¿Se acuerdan de la guillotina francesa? Otro encanto de la pena de muerte. Brutal y sencilla. Decidan ustedes: arte, o locura.

jueves, 25 de septiembre de 2008

No te claves (y no hablo de martillos)

Hola, amiguitos de Internet. De nuevo ando aquí escribiéndoles, hoy sí con energía, en su blogsito de confianza. Las babosadas de ayer, malas pero necesarias, me dieron una idea de la que puedo hablar: el enamoramiento. Nótese que dije ENAMORAMIENTO, NO AMOR.
¿Se acuerdan cuando conocieron a su novi@, espos@, parej@, o cualquier otro tipo de compañero amoroso? ¿O creen que conocieron a la persona ideal? ¿Cómo fue? ¿Qué sintieron? Les aseguro que muchísimas cosas. De entrada, igual y no pasa nada. Pero poco a poquito nos vamos comenzando a sugestionar de formas muy diversas (¿a poco no?): nos comenzamos a imaginar como es esa persona; le damos características que nos gustan aunque no más la hayamos visto una vez. O nos empezamos a ilusionar con que el objeto de deseo nos haga caso y hasta soñamos cómo va a ser nuestra relación con el(la), ¡incluso a largo plazo!
Sorprendente lo que hacemos. Pero estos inconscientes debrayes son solamente una parte de lo que sucede cuando comenzamos a clavarnos con alguien. Hay mejores locuras para contarles: Acabas de conocer a X. Nunca l@ habías visto , o quizás convivías con el(la) desde antes, pero aunque en un principio te daba completamente igual si estaba o no; si se veían o no, ahora te parece importante que, mínimo, se crucen sus ojos. ¡Dios mío! Una persona que antes no significaba nada para ti pasa a convertirse en un eje de tu vida diaria nada más porque... ¿por qué?
Esa es una buena pregunta. ¿Por qué nos enamoramos? No lo sé. Es raro que sólo necesitas ver o cruzar unas palabritas, que ni tienen que ser interesantes, para que alguien te guste. Y se me hace raro porque uno esperaría que aparezca la atracción cuando la conoces: ya que sabes quién es y, más importante, cómo es. Ahora, es cosa de segundos. ¿Por qué? Algunos dicen que las tan mencionadas 'Feromonas' son las responsables, pero no me consta, porque venden perfumes con las dichosas Feromonas y, seamos sinceros, si funcionaran habrían muchos más feos con pegue. Y eso nos lleva a otra teoría: la superficialidad. Todos nos enamoramos del físico. Cuando él/ella se ve bien, siempre tiene más pretendientes. Ahora, eso se puede descartar también, al menos en escencia, porque me ha tocado ver que hay quien se enamora de alguien no tan fisicamente agraciado.
¿Entonces? ¿La personalidad? No, porque, repito, basta ver a la persona unas pocas veces. ¿El espíritu? Podría ser, pero entonces ¿por qué luego duran tan poco los romances? ¿El interés? Bueno, existe y lo conocemos, pero el enamoramiento por interés orita no cuenta, porque no tiene esos síntomas que dije antes.
Parece que estamos ante un misterio de la humanidad. ¿Qué nos hace clavarnos con X o Y? No lo sé. Lo que si sé es que no es permanente. Muchas veces tenemos casos de 'amores' que parecieran dignos de novelas o películas y que, a la larga, no prosperan. Porque el enamoramiento es algo efímero por definición. ¿Y cómo no, si te estás imaginando una vida al lado de alguien que ni conoces? No sabes qué le gusta, qué no le gusta, qué hace y cómo lo hace. En un principio, por el enamoramiento, todo lo que haga te va a parecer maravilloso, perfecto y hasta vas a creer que te gusta todo lo que dice, hace y es, aunque en tu vecino de al lado detestes las mismas actitudes. Pero cuando se le acaba la gasolina a nuestra pasión todos los príncipes y princesas se vuelven sapitos (o no, porque el amor de verdad puede aparecer).
Eso es todo por hoy. Queda mucho por decir de este tema; no por nada se han escrito tantas novelas, canciones, películas y poemas de amor y pasión, pero tenemos tiempo. Además, les doy chance de que piensen y se acuerden de cuando se enamoraron de X. ¿Se acuerdan? Les aseguro que muchos hasta se imaginaron viviendo con esa persona y, por qué no, hasta la boda.

miércoles, 24 de septiembre de 2008

Reflexiones del Sombrerero Loco

Raro. Como que esta semana nadie ha dicho nada en mi blogsito. Ni modo. En todo caso, la verdad es que no escribo para quejarme porque yo tampoco tengo muchas ganas de escribir hoy. Admito que me siento algo desanimado este día: llovió, para empezar; no pude hablarle a una chava que me iba a pasar unas cosas de la carrera, que por cierto es muy linda; no pasó nada interesante en mi camino a casa y no tuve dinero para escaparme de la rutina aunque fuera por 10 minutos.
¿Todos estaremos así? Quizás no. A lo mejor hoy no, pero quizás otros días. Después de todo, los días malos son, por desgracia, una cosa de la que no nos podemos escapar. Vuelvo a pensar que me falta inspiración. A lo mejor quiero hablar de alguna cosa, pero la verdad es que no tengo ganas de pensarlo (y vomitarlo sin ton ni son no es lo mismo, no quiero quedarles mal). Este, su blogsito de confianza hoy no tiene realmente nada que ofrecerles, salvo éstas líneas que son reflejo de una serie de cansadas experiencias.
En la escuela no me fue bien. Llegué, y la primera clase estuvo muy aburrida. Y quiero decir muy muy muy aburrida. Y no aprendí nada, porque fueron temas que ya me sabía. A veces no me gusta ser inteligente (no lo digo por farolear). Luego, tuve que esperar una hora completa para mi clase siguiente. Tampoco estuvo muy entretenida; bueno, sí, pero está más difícil de lo que me gusta. La verdad ya me dio miedo la Doctora Company (así se llama mi maestra). Y para acabarla de hacer, no le hablé a esta chica que les cuento. No le digan, por favor, pero comienzo a pensar que quiero ligármela, aunque empecé hablándole para que me ayudara en una materia.
¿Alguno de ustedes se ha enamorado recientemente? A mi la verdad ya me había gustado estar soltero y sin compromiso (llevo soltero como tres años, y la verdad los disfruté mucho). Lo malo es que creo que ya no tardo mucho en volver a salir con alguien. Para bien y para mal; porque sí es bueno tener alguien que te quiera y te acompañe, pero también implica dedicarle tiempo y esfuerzo a la relación. Es incómodo, pero también es disfrutable. El amor es el oximoron por excelencia. Pero bueno, la verdad es que ya estoy medio oxidado en cuanto a mis frases de ligue y mis encantos, entonces tengo que agarrar ritmo.
No sé que voy a hacer. No es que me esté deprimiendo o enfermando, pero estoy muy cansado. Igual y me voy a dormir acabando de escribir. O a lo mejor no. Lo raro es que no pasó nada malo tampoco. Sólo fue un día aburrido. Espero que mañana haya más diversión, o de menos que pueda ver a M9n!c@ mañana. Mmm. Creo que en efecto ya me gustó la niña. Bueno. Ni que hacerle. Ya les contaré otro día como me fue.
Este comentario me inspiró. Mañana les podré escribir algo que valga la pena leer, pero para que no se vayan con las manos vacías, les dejo unas pequeñas cosas para que se entretengan en el inter:

1.- Bájense la canción 'When the world ends', de la Banda de Dave Matthews. Y OJO: que sea el Remix de Oakenfeld. La versión original no me gustó tanto. Se los recomiendo mucho.

2.- Voten en las encuestas, porque así sé que es lo que les gusta a mis amiguitos de Internet. Y por cierto, va ganando Cyclops (¡Sí, es el mejor!)

3.- Revisen los comentarios anteriores. El de Primeras Impresiones está interesante, no como lo de hoy. También el de 'Un domingo cualquiera', que me hizo falta recordar el día de hoy.

Mañana los espero. Me voy a dormir. Estoy muy cansado, y disculpen por hacerles perder su tiempo, pero necesitaba descargarme. Fue un día fatal.

martes, 23 de septiembre de 2008

El peatón no es un tope...

'¿Están listos, chicos? Sí, capitán, estamos listos.' Me preguntó por qué habré empezado con la canción de Bob Esponja. Bueno, comencemos.
Hace mucho tiempo, cuando la vida era más lenta y los coches eran un artefacto que parecía ciencia-ficción, la gente solía caminar más. Cierto, la ciudad era otra, no había tantas prisas, menos gente, etc.; pero el punto es que había más calma, menos contaminación y bueno, mucho menos ruido de claxonazos. Pero bueno, vivimos en el S. XXI.
En todo caso, es muy triste que la cultura del automóvil se haya vuelto una réplica del Pandemonio. Y lo digo porque tener un coche pasó de ser una cosa muy chida (todavía es bueno, pero menos) a ser una carga. El tráfico está pesadísimo, el calor basta para cocinar en el asfalto y ni hablar de los altos precios de la gasolina y la maldita TENENCIA. Tener un coche es una necesidad, pero al mismo tiempo es un gasto tremendo mantenerlo, es cansado usarlo y ya no te emociona manejar, porque aunque tengas 300 hp (caballos de fuerza) tienes que ir a vuelta de rueda, porque hay cientos de otros automovilistas que tampoco pueden avanzar.
Estas situaciones ponen muy tensos a los choferes (si no me creen, pregúntenle al microbusero), y eso también repercute en nuestra cultura vial. Hay mucha violencia innecesaria entre conductores: claxonazos, gritos, insultos y luego hasta peleas. Oh, sí. Pero, lo que es peor, las cosas también afectan a los inocentes (no todos, lo admito) peatones.
Quien no ha visto un carrito pasándose el alto aún cuando haya gente atravesándose no ha vivido en nuestra ciudad. Otro show que es muy común aquí es que, en lugar de cederle el paso al amiguito a pie, el hombre del auto siempre tiende a imponerse, aunque el sea uno y la gente que camina sea numerosa. O, por ejemplo, ¿les ha tocado que los cochecitos se pongan en el paso peatonal? Obvio que sí, porque como el auto pesa una tonelada y una persona no, no hay peligro para el conductor. Es verdaderamente sorprendente (y triste) como nos hemos dedicado a convertir las calles en una tiranía automovilística: las banquetas son cada vez más chicas, los autos cada vez son más y los accidentes también.
Claro, el peatón tampoco es un santo. Los puentes peatonales, hechos para salvaguardar la vida del caminante, están abandonados, porque la gente 'huevoncita' dice: 'Pa que me subo... me canso. Mejor me cruzo a lo bestia.' Cuando cruzan, vuelve a salir la flojera. 'Me voy lento. Total, que los coches se esperen.' Como ven, todos tenemos un papel cruel en esta historia. Nadie es realmente cooperativo, y por eso nuestras vialidades y nuestra cultura cívica están del nabo.
Y no olvidemos el papel de nuestros gobernantes. A Marcelino 'pan y vino' Ebrard se le ocurrió arreglar el centro histórico, y hay muchas calles que no están funcionando, pero eso sí, no hay ambulantes. Y no olvidemos las obras del Circuito, las del tren Suburbano (que arruinaron Avenida Jardín permanentemente, muy a mi pesar), las del metrobús, etc. Y lo malo no es que arreglen. Eso, de hecho, es bueno; pero avanzan al ritmo de los ciclos geológicos. Pangea se va a volver a unir antes de que terminen, porque los obreros no más trabajan en las horas pico, y en cambio, cuando no hay nadie, ellos prefieren descansar.
Ni modo; no podemos cambiarlo con magia. Pero eso sí, sean conscientes de lo que hacen. Traten de no ser parte del problema, sino de la solución. Es difícil, pero ¿qué cosa no lo es?

lunes, 22 de septiembre de 2008

Primeras impresiones

Oh, Dios mío. Llevo más o menos un mes con esta locura del blog. Quiero creer que este se ha vuelto el blog de confianza de algunos de ustedes, pero no me hago ilusiones. En todo caso, ya estamos en Lunes, y por eso, por eso mismo, vamos a hablar de las primeras impresiones.
Como me acuerdo cuando conocí D---a (lo omito porque ya me libre de ella, pero si llegara a ver este blog, vuelvo al infierno). Parecía una chica dulce, linda, muy tierna y preocupada por mí. Me enamoré enseguida de esa muchachita, porque creía que ella era inocente; que su alma era pura miel sobre zucaritas. !Ah, que errores aquellos! Conforme empecé a conocerla de verdad, me di cuenta que era dulce, pero sólo con sus amigas. A mi me trataba como si fuera su esclavo. Se preocupaba por mí, al grado que no podía yo llegar tarde porque me armaba una escena tremenda: '¿Dónde andabas? Yo ahí como idiota esperándote y tú blablabla...'. Finalmente resultó un desencanto terrible.
Por otro lado, cuando conocí a mi hermano (sí, otra vez el de la misma edad, no pregunten), me caía mal. No lo soportaba. Pero luego vi que debajo de su 'fresés' y frivolidad (es broma, para que te enojes al leerlo) había un tipo bien chido. Y cuando conocí a 7 -otro día les contaré la historia- pasó algo muy parecido. Así es la vida. Nunca podemos juzgar a una persona por la primera impresión, porque, o bien estamos en lo cierto, o estamos cometiendo un error más grande que el océano Índico.
Me pongo por ejemplo. Cuando la gente me ve, solamente ve una parte (normalmente el sombrero), pero todos los que me conocen saben que, dentro de todo, no soy tan malo como parezco. Sin embargo, esa primera impresión que he causado (mala, por cierto) en muchas personas me ha cerrado puertas importantes. Muchas chavas me han bateado, me han sacado de muchos lugares porque creen que me robé algo y me han tocado muchos, y quiero decir muchos como los granos de arena de las playas del mundo, insultos por parte de mucha gente. No me quejo, pero es raro que cuando esa gente me conoció, su percepción cambió.
Le pregunto una vez más a mis publico: ¿por qué p¡nch@ razón somos tan prejuiciosos? No más vimos a la vecinita con minifalda y luego luego a pensar que es, ¿cómo se dice; casquivana? Vemos que un chavo abraza a su amigo y ya es gay. Nuestras mentecitas son verdaderamente veloces a la hora de ponerle etiquetas a la gente. Y también de otras cosas, más en el caso de los hombres, pero de eso hablo otro día.
¿No nos cansamos jamás de equivocarnos? Pareciera que no, porque igual seguimos fijándonos en las primeras impresiones como si fueran verdad absoluta. ¡Espérense, por amor al pudín! Siquiera dejen que él mismo se ponga la soga al cuello antes de lincharlo. Porque si no, podemos estar haciendo algo que nos puede salir caro. Porque si cuando te juzgan mal sales perdiendo, cuando juzgas mal pierdes más, amiguito de Internet.
Tu futura novia podría ser la perra pérfida que se coló adelante de ti en la fila de las tortillas (o del banco, para los que se sienten nice), o tu próximo jefe podría ser el gordito que dijiste que estaba bien menso porque dijo mal una palabra. Y entonces, ora si te va a ir mal. Porque si te quejas de la perra de la cola (o al revés), y luego ves que no era tan pérfida, ya perdiste tu tiro. Y si luego la entrevista te la hace el gordito, ya mejor vete preparando para barrerle la oficina.
No se dejen engañar por la primera impresión, que sí cuenta mucho, pero que no siempre es definitiva. En el caso contrario, tampoco se dejen deslumbrar por la güera del antro que bailaba como diosa, o por el tipo que trae un carro del año y te saluda como si fueras de su familia. Ni todo lo que está en el piso es basura ni todo lo que está en el cielo son estrellas; porque el oro sale de la tierra y porque de arriba caen las kk's de los pájaros. Más vale irse a la segura, despacio. Total, es mejor tardarse en conocer a alguien que apresurarse en cometer un error, y vale más la pena correr el riesgo de no ponerle etiquetas a las cosas, porqué así sabemos después cuál le va a quedar mejor.

P.D. - Esta semana voy a poner dos encuestas. Una es porque quiero y la otra porque es importante. En esta última voy a poner algunos temas. Voten por lo que quieran ver y leer en este, su blog de confianza.

domingo, 21 de septiembre de 2008

Un domingo cualquiera

Así es. Es domingo y, sí, es el título de una película estelarizada por Al Pacino, muy buena, por cierto. Antes, aclaro que ayer tampoco escribí porque fue un día largo y pesado, lleno de labores y otras cosas, pero ya estoy aquí de nuevo.
Bueno. El chiste de mi comentario no tiene nada que ver con la película en sí, ni con el futbol americano, sino con una gran verdad que expresa Pacino ahí: 'En un domingo cualquiera se puede ganar o perder. Pero hay que hacerlo como un hombre.' Y con eso se refiere a algo muy hermoso. No existen los días grandiosos ni los días que no cuentan. Todos los días nos enfrentamos a luchas y obstáculos, algunos en apariencia más importantes que otros. Una entrevista de trabajo, un examen, llegarle a una chava, etc., y pese a que nos hemos acostumbrado a prepararnos para los importantes, al final todos los días cuentan (y a la vez, no cuentan), porque todos los días son 'un domingo cualquiera'.
Todos los retos son lo mismo: luchar para triunfar, dar lo mejor, salir y estar dispuestos a sacrificarnos por lograr avanzar un centímetro más en nuestra vida. De otro modo, no vamos a lograr nada. De nada sirve dar lo mejor solamente cuando es 'importante': esa es una actitud mediocre. Hay que salir y hacerlo siempre, porque luchar no es cosa de un día, o de dos; es una forma de vida. Para todo lo que hagamos, debemos exigirnos lo máximo posible. No hacernos a la idea, muy estúpida por cierto, de que somos demasiado buenos para tal o cual cosa.
Ojo, tampoco digo que, si una cosa no les gusta, no se claven a exigirse todo porque sí. Lo que digo es que vivan afrontando los retos. No vale la pena vivir escogiendo siempre nuestras peleas (normalmente nos limitamos a las fáciles o las inevitables). Si me veo obligado a, no sé, exponer un tema para una junta o una clase, hay que hacerlo bien. No es necesario volverme un superexpositor, o dedicarme en cuerpo y alma a eso, si no me gusta, pero en el momento hay que intentar que salga lo mejor posible. Dar lo mejor de mi, o al menos intentarlo.
Finalmente, todos hacemos lo que queremos, pero si nos quedamos atascados en nuestra propia comodidad, o en la seguridad de que ya somos perfectos, y por eso nos 'cuidamos', dejamos de arriesgarnos, o dejamos de ponernos retos, o nos volvemos inútiles totales, o nos hacemos divas y ya nadie nos soporta. Hay que jugar todos los juegos, y asegurarnos de hacerlo bien. Si quieren dosificarse para dar más en unos que en otros, bueno, pero les recuerdo que la final del Superbowl o del Mundial de fútbol (soccer) y los jueguitos de eliminatoria son iguales. Gente que sale, en teoría, a dar lo mejor porque a eso se dedica. Para eso le entró al futbol: para jugar; dejarlo todo en la cancha y convertirse en un guerrero. Igual es en la vida. Los retos diarios y los retos importantes son, finalmente, la misma cosa: probarnos a nosotros mismos.
A fin de cuentas, les recuerdo que todos los días son 'EL DÍA'. No existe el momento perfecto, tú lo construyes, porque todos, repito, son simplemente un domingo cualquiera.

viernes, 19 de septiembre de 2008

Leyendas urbanas

De nuevo los saludo, amiguitos de Internet, en este, su blogsito de confianza. Lamento no haber escrito nada ayer, pero tenía un dolor de espalda que parecía obra del vudú. No me podía ni sentar, ni caminar, ni pararme; pero eso ya pasó y por eso estoy de nuevo dándoles otra entrada.
Este día me tocó ver a una señora que estaba espantando una mosca, porque creía que la iba a picar. Ella misma lo dijo, sin que nadie le preguntara. Cierto que las moscas son sucias y que pueden transmitir enfermedades, pero no pican. Para empezar, no tienen ni aguijón. Pero la señora estaba necia con que sí, y hasta dijo que eran venenosas. La verdad ni quise decir nada, pero me reí un buen rato de las ideas de esa ñora. Esa valiosa experiencia me llevó a escribir este pequeño comentario.
Me sorprende lo creedulos que podemos ser. A veces nos tragamos cualquier cosa, nada más porque necesitamos algo que nos solucione los problemas. Buscamos respuestas, como es natural, pero luego las buscamos en todos los lugares equivocados. Y lo más curioso es que no es uno el que lo cree, sino la sociedad entera. Estas leyenditas se esparcen como el fuego en la hierba seca.
No puedo decir que esté mal. Es natural que aparezcan esa clase de verdades a medias en un grupo social, pero es verdaderamente sorprendente lo que llegamos a creer. Algunas de las cosas que he oído son:

- Azucar en el tanque de gasolina puede dañar el motor. Es mentira. Eso lo vi en un programa de Discovery: 'Mythbusters'. No pasa nada si lo haces, pero por alguna razón todos dicen que es una buena venganza contra el auto de alguien.

- Oí que el tequila ayuda a 'bajar' la grasa de la comida. Eso me tocó verlo por mis propios ojos; pero es falso. El tequila puede ayudar a digerir mejor, pero la grasa seguirá ahí. No va a desaparecer a menos de que hagas una hora más de ejercicio, y el tequila no lo va a hacer por ti.

- Las comidas afrodisiacas. Nos encanta sugestionarnos con eso, pero nada de lo que coma va a encender a una persona no más porque si. El puro hecho de pensarlo es ridículo.

- Las balas no te empujan, sólo te matan. La verdad es que se rompen cuando entran, entonces se dispersa la mayor parte de la energía, y por eso no te mueven ni diez centímetros para atrás.

- Ahorcarte no te asfixia. Siempre te dicen eso, pero la verdad es que te rompe el cuello antes de que te quedes sin aire.

- Cuando te ahogas, no entra se llenan de agua a tus pulmones, pese a lo que te dicen. Primero se te cierra la tráquea y te asfixias. Luego entra el agua que los llena.

Bueno, esos son todas la leyendas urbanas que puedo pensar en el momento. Espero que les quiten algunas dudas. Si pueden pensar en alguna otra cosa que creamos y que no sea cierta, comentenla, por favor.

miércoles, 17 de septiembre de 2008

Espejito, espejito...

Hoy, como ya es costumbre, estoy tipeando en este, su blogsito de confianza. Antes de empezar con mi entrada, les comento que llevo ya un buen rato sin poder hacer que los malditos Gadget's funcionen. Es gracioso, pero también me apena un poco. En todo caso, me gusta pensar que quién sea que lee este blog lo hace por sus contenidos y por las jaladas que aparecen de vez en cuando, y no por los cuadritos mágicos que deberían salir al lado del texto.
Bueno, empiezo ya. Todos, o casi todos, llevamos dentro una de las creaturas más aterradoras y peligrosas del mundo. Un verdadero monstruo. Se llama Ego. Oh, sí; dentro de nosotros hay una vanidad arrolladora, que se manifiesta en miles de aspectos de nuestra vida: que si estoy a dieta, que si me siento gordo, que si te presumo mi ropa/coche/dinero, que si soy inteligente, que si sé hacer ésto o el otro. Queremos darnos a notar, que nos acepten y hasta que nos admiren. Eso es parte de la naturaleza del ser vivo. Pero los humanos lo han llevado a extremos increíbles. Se han inventado perfumes con feromonas, tangas, cirujía plástica, autos (hechos para lucir más que para transportarse), y mil otras cosas que podemos presumir. Y, por extraño que parezca, podemos presumir hasta de babosadas: el que come más, o el que es más huevón, y para verdaderas joyas del Ego, he oído a algunos presumir sus pedos (en el sentido más literal de la palabra).
Ahora, ¿qué nos hace tan presuntuosos? No lo sé. La vida misma, quizás. Pero el punto es que no podemos evitar serlo, y serlo por lo que sea. Sean honestos, ¿se acuerdan de las primeras citas? ¿A poco no se visten con cierta... elegancia que normalmente no encuentra uno en el guardarropa de diario? O, cuando van a una fiesta, ¿han ido con pants? No, porque estamos pensando en impresionar. ¡Santa vanidad! O, alejándonos un poco del aspecto físico, quién no se siente orgulloso cuando tiene cualquier cosa que presumir: si el hijo saca diez, si me compré un coche, que si gano tanto en mi trabajo. Recuerdo que, en secu o prepa siempre existe un sistema que parece de castas y que se basa en lo que uno es capaz de presumir.
Recuerden al amigo que todos tienen: el famosísimo 'uno más que tú'. Si le digo que fui a una fiesta y que me ligué a una chava, él fue a una fiesta exclusivísima y se ligó a diez modelos, eso si no vio primero a Martha Higareda. Si conseguí trabajo en una empresa que me paga bien, él de seguro fue llamado personalmente por Bill Gates para administrar Microsoft. Y ni hablarle del coche que compré, porque él acaba de conseguirse un BMW Z4 o un Ferrari. Obviamente, mucho de lo que pueda contar el 'Uno más que tú' es mentira, pero la intención de destacar es verdadera.
Es sorprendente todo lo que hacemos para destacar entre la multitud. Buscamos una novia que parezca una tenista rusa, las mujeres buscan un hombre que parezca clonado de Brad Pitt, y luego invitamos a nuestros amigos a cualquier lado solamente para que nos vean con ella/él. Pero lo peor del caso es que, muchas veces, les seguimos el juego. De verdad admiramos (o envidiamos) lo que puede tener el otro, y automáticamente queremos tener lo mismo. Es algo que no puedo explicar del todo, pero que todos hemos vivido alguna vez.
Ahora que lo cuento, me da risa, pero cuando me ha tocado presumir (o que me presuman) me lo tomo con mucha seriedad. Es la oportunidad que todos buscamos de ser, aunque sea por 10 minutos, los héroes del círculo de amigos, ser el triunfador. Sentirse especial, por ser o tener algo que otros no tienen y demostrárselo al mundo. Y no se sientan mal; es algo natural. Muchos animales lo hacen para aparearse o ganar posición en su grupo. Pero eso sí, dense cuenta de cuando presuman una estupidez, para que luego tengan algo que contarle a sus amigos y a su humilde servidor de sombrero elegante.

martes, 16 de septiembre de 2008

Camino al bicentenario

¡Viva México!... o al menos eso fue lo que oí ayer. Yo no sé si México es la gran maravilla que nos dicen que es, al menos no después de ver a López Obrador peleándose por el petróleo; o después de oír como le cobraron a una familia el rescate por su hijo ¡durante la MARCHA contra la INSEGURIDAD! Es vergonzoso. Nuestro país está hecho un CAOS, y nosotros dando gritos en el Zócalo.
Sí, ya sé que somos independientes de España y que eso hay que celebrarlo, pero no me digan que no somos dependientes de los malditos Estados Unidos. Lo somos, por mucho que nos pese. Y tampoco somos un país independiente económicamente. Dependemos del Petróleo, y el problema es que ni siquiera sabemos bien a bien qué hacer con él. Si lo venden, nos friegan, porque ya no va a ser nuestro; pero si nos lo quedamos, se queda en el Golfo.
Así es. Estamos en el hoyo. Y eso que México es un país rico en recursos, y ni hablemos de su posición estratégica. Tenemos acceso a dos océanos, estamos entre dos bloques continentales y tenemos un clima (teníamos, al menos) que todos envidiarían. Pero tenemos un gran defecto: nuestra sociedad es nefasta.
Por si algún patriotero viene a insultarme, de una vez le digo: 'El que esté libre de pecado, que arroje la primera piedra. Y van a ver que no es mexicano el que la aviente.' Lo digo porque es verdad. ¿O qué, no pagan mordidas, amiguitos de Internet? ¿No compran pirata? ¿No buscan evadir impuestos? Claro que lo hacen, y hasta yo lo hice alguna vez. Porque una cosa es amar a México con tres tequilas encima, viendo la pirotecnia del Zócalo y con las banderitas agitándose, pero otra muy diferente es de verdad actuar a la altura de un verdadero amor al país.
Piénsenlo, porque el 15 y el 16 todos somos mexicanos. Todos creemos en la nobleza nacional y nos enamoramos de lo autóctono. Pero se acaba el día de la Independencia y todo vuelve a la normalidad: los indígenas (que son parte muy importante de la identidad nacional) son marginados en todos los aspectos; otra vez nos da pena ser morenitos, repudiamos el cine mexicano y volvemos, todos, a pelearnos entre nosotros (ya sea por partidos políticos o hasta por el fútbol).
La verdad, lo tengo que decir. Yo no creo que México sea un lugar maravilloso. El país, en cuanto a territorio y clima, y todo lo natural, es verdaderamente hermoso. Pero los mexicanos, en su generalidad, lo han llevado a su ruina. Tiramos basura en la calle (y digo 'tiramos' por ser solidario, yo la guardo en mi mochila hasta que llego a un bote), desconocemos la historia de nuestro país (¿a ver, diganme 5 personajes de la independencia y qué hicieron, sin ayuda de la Wikipedia?), y hasta unos locos tiraron granadas en Morelia, con lo del grito. Así estamos.
Ahora, no digo que vayan a dejar de sentirse orgullosos de ser mexicanos, pero como siempre digo: PIENSEN de qué están orgullosos. No es que renieguen de su país, sino que estén conscientes de lo malo. No podemos tapar el sol con un dedo, y menos con una banderita de a $15 que compramos en la calle. Debemos reflexionar: 'De verdad, ¿amo a México? ¿Estoy orgulloso de ser mexicano?' No lo hagan, por favor. No estén orgullosos ahora; luchen para ser mexicanos de verdad, de los que si se pueda estar orgulloso. Dejemos, poco a poco, de ser patrioteros de 'ponte la verde y ve al partido de la selección'. Aprendamos a respetar a nuestro país y a vivir con ganas de hacer un mejor país. No peleemos por el petróleo como trofeo. Por mí, que se olviden del petróleo; pero que hagan algo por México con otro tipo de energías. No busquemos decir que López es bueno o malo, mejor vamos ayudar al país, a la sociedad. Vamos a hacer lo que es bueno para el país; no para partidos, ni para intereses, ni para sectores de la sociedad.
No hagan fiestas, como Marcelo. Cambien. Evolucionen. Mejoren. Aprendan. No ataquen, como López. Propongan. Ayuden. Cooperen. Toleren. Y tampoco se tapen los ojos, como Calderón. Vean. Analicen. Comprendan. Acepten. Si nos ponemos a pelear entre nosotros, no llegamos a ningún lado. Olvídense de los partidos. NO CREAN EN LÓPEZ OBRADOR, NI EN CALDERÓN, ni en ningún político. Crean en la gente, que es la que importa. Olvídense de las faramallas políticas, y vivamos de acuerdo con lo que le ayuda al país. Yo no sé si podemos cambiar nuestra situación, pero sí se que nadie lo va a hacer por nosotros. Olviden la política y recuerden que, antes de que hubiera PRI, PAN y PRD; antes del petróleo y de todo lo demás, había un país llamado México... y nos necesita.

lunes, 15 de septiembre de 2008

Amigui amigui

Pues aquí seguimos, amiguitos de Internet, en este, su blog de confianza. Hoy, por petición especial de mi hermano (si , el que tiene la misma edad, no pregunten), voy a hablar de un tema que a todos nos interesa y en el que todos nos involucramos: la Amistad. Esa relación afectiva que establecemos (o no) con aquellos que nos rodean y con los cuales nos sentimos cómodos o ,incluso, identificados.
Yo admito que para mí la onda de los amigos es una cosa que hay que observar de cerca: para unos, los amigos son todos con los que convivimos en los ratos de farra. Yo salgo con los amigos de mis amigos, ergo, ellos son mis amigos. Para otros, como yo, los amigos son esas personitas en las que puedes confiar (como pueden ver, los primeros ejemplos siempre tienen más amigos). Para algunos otros, como mi hermano, un amigo es un persona que te conoce completamente, que puede saber lo que te pasa sólo con verte y está contigo en cualquier momento. Lo curioso es que el se hace amigo de casi todos los que conviven con él. Bueno, así es él.
Ahora, podemos estar de acuerdo en que el primer requisito de la amistad es que hay un cierto grado de cercanía, que es justo lo que cambia. Unos dirán que un amigo lo haces en diez minutos, otros que en una vida. Cada quien tiene sus ideas, pero lo que no cambia es que todos buscamos en un amigo un compañero para que nos entienda, nos ayude, en quien confiemos totalmente y que, a la larga, resulte valioso para nuestro desarrollo personal. Buscamos a alguien que nos ayude a conocernos a nosotros mismos, y en cierto modo esperamos que haga lo mismo.
Es importante que, debido a lo anterior, exista una mínima necesidad de que ambas personas sean compatibles, aunque sea en un sentido. No necesitamos ser idénticos, pero tener un punto en común, por muchas razones. Por tener un tema de conversación, o simplemente para que no estén discutiendo por todo (en esos casos las amistades terminan en rivalidad, muchas veces). Si nos gusta la misma música, pero vemos la vida con ojos diferentes (o visceversa), vamos a lograr una de las cosas más importantes que se dan en una amistad: la retroalimentación. A través de estas diferencias, aprendemos a ver otros puntos de vista y a conocer otras maneras de actuar o de pensar. Nos ponemos en contacto con mundos que no conocemos, y que muchas veces jamás conoceríamos. Por ejemplo; este blog nació porque unos amigos míos, entre los que destacan mi hermano y un emo me enseñaron el maravilloso mundo del internet como medio de comunicación.
Así es, amiguitos de Internet. Todos tenemos amigos, porque, aunque sean pocos o muchos, aprendemos de ellos y ellos aprenden de nosotros. Alcanzamos una forma de vivir y de conocer que no puede lograrse simplemente a través de uno mismo. Y no digo que debamos depender de ellos, pero sí debemos tratar de entendernos a través de los ojos de otros, para poder vernos en un nuevo espejo que refleja las cosas de forma distinta. Inténtenlo, y verán que encuentran nuevas facetas en ustedes mismos y el mundo que nos rodea.

P.D. - Mañana; En camino al Bicentenario. El sueño de Ebrard, la mexicanidad independiente y los pormenores de nuestra sociedad, libre de dominancias... dicen.

domingo, 14 de septiembre de 2008

Mitos, héroes y titanes

Acabo de ver una de mis películas más viejas; pero también de mis favoritas. 'Furia de titanes', se llama, y para quienes no la hayan visto, se las recomiendo, aunque tengan en cuenta que es de la época en que los efectos especiales se hacían con animación de plastilina, títeres, y otros viejos trucos de esos que ya no se usan. A mí, sin embargo, me parece una maravilla.
Se trata de una de las primeras formas que adquirió el hombre para crear superhéroes y también supervillanos: la Mitología, en este caso la griega. Y por eso, decidí hablar de eso en mi blog. Las historias de los mitos griegos son verdaderamente fascinantes, al grado que hoy, tres mil años después, las seguimos creyendo (¿o a poco no vieron 'Troya', con Brad Pitt). Las repercusiones que han tenido estos héroes (Hércules, Aquiles, Perseo, Jasón y Odiseo, entre otros), sus respectivos villanos o compañeros (el poderoso Kraken-Ceto, el magnífico Pegaso, las siempre desagradables Medusa y sus hermanas, el Minotauro, los Cíclopes, la Hidra, etc.) y los mismos dioses del mundo clásico (Zeus, la mami de Afrodita, el bello Apolo, la sabia Palas Atenea y el fiero Marte -olvidé su nombre griego, pero me entienden-) nos han dado para todos estos años de historias y parafernalias, desde lo más serio como traducciones de la Teogonía o las Metamorfósis, hasta las más alivianadas como los queridos Caballeros del Zodiaco.
Así pues, me parece justo decir que de los griegos y sus mitos se han desprendido muchísimas cosas que hoy nos maravillan. La mayor parte de los poderes que un Superhéroe moderno pueden tener, ya los habíamos visto en Mitos Griegos: superfuerza-Hércules, volar-Mercurio, relámpagos-Zeus... podría seguirme todo el día. En este sentido, podríamos decir que el Wolverine de esta época era Aquiles, y que el Scott Summers de aquellos tiempos era Apolo, y quien sepa de estos mitos entenderá por qué razon lo digo.
¿No es raro que desde hace tanto tiempo atrás el hombre ya soñara con algo que es, humanamente al menos, inalcanzable? ¿O con creaturas que, si bien increíbles, también son muy realistas? Es sorprendente, pero es parte de la naturaleza humana. Muy aparte del hecho de que toda leyenda tiene un fondo de verdad, es propio de nuestras mentecitas imaginar, soñar, buscarle formas a nuestros sueños y nuestras pasiones. Convertir en monstruos alegóricos las formas de destrucción que conocemos. De hecho, todos los titanes griegos son representaciones de las fuerzas naturales. Ceto, el agua; Prometeo, el fuego. La victoria de los dioses sobre los titantes representa la supremacía del hombre y la civilización sobre ésta naturaleza.
Finalmente, me sigo admirando de la profunda comprensión que tuvieron estos mitos de la esencia humana, pues fueron capaces de retratar las más complejas emociones a través de aventuras maravillosas, llenas de peligro y de intrigas; pero también de gloria y de valentía. Me asombra la capacidad que tuvieron para crear héroes que pueden inspirarnos a ser mejores, y de reflejar virtudes que, en esta época incluso, todos deberíamos de buscar.
No sé cuanto sepa cada uno de mitos, o de los Caballeros del Zodiaco, o de cualquier cosa que nos una a ese mundo tan antiguo, pero les puedo asegurar que, de cualquier forma, todos hemos soñado alguna vez con algo que nos asemeja a aquellos héroes o, incluso, a los monstruos que enfrentaron. Todos encontraremos una identificación con algún personaje de los griegos. Por eso, no les pido sino que se den cuenta de que, dentro de todos nosotros, está el deseo de lograr alguna proeza; de conseguir ser, de cualquier modo, algo que sólo nosotros podemos. Sigan así. Yo, al menos, lo voy a hacer.

sábado, 13 de septiembre de 2008

Misión Imposible: Sé Feliz

Hola de nuevo, amiguitos de Internet. El día de hoy se me ocurrió escribir de una cosa que todos debemos enfrentar en algún momento. Normalmente esperamos que la vida sea un paseo tierno y dulce, lleno de premios al final de la carrera. Pero no es así. Debemos aprender, muchas veces por las malas que la vida es una lucha. Un combate en el que te hallas solo contra el mundo; sin treguas, ni aliados, ni segundas oportunidades.
Así es. Cuando te despiertas cada día sabes que la misión, si decides aceptarla, es sobrevivir y lograr conseguir tanta satisfacción como sea humanamente posible. Y eso, gente bonita, no es fácil. Tienes que lidiar con la cama, que desde que te despiertas lucha por enredarte y evitar que te levantes; luego con el transporte público y las vías de tránsito de nuestra hermosa ciudad, y posteriormente con cualquiera que se atraviese entre tú y el final del día.
Por lo mismo, nunca puedes bajar la guardia. Todos en la jungla de asfalto son potenciales enemigos; incluso los amigos o la pareja pueden serlo. Porque todos esperamos algo, de un modo determinado y por alguna razón que los demás pueden o no entender. En oposición, los demás quieren hacer lo que les parece mejor y a su modo. Buscarán, como es natural, convencer (u obligar) a la gente que esa es la mejor elección. Y tú, por tu parte, debes de hacer lo mismo.
No es egoísmo, ni es mala onda, y mucho menos son ganas de lastimar, pero si tú no lo haces, otros lo van a hacer. Si quieres comer italiana, no te conformes con una pizza de microhondas. Lucha por vivir a tu manera; 'vive tu sueño, Wilson' diría House. Si te dejas intimidar en lo pequeño, no dudes que en lo grande no va a mejorar nada. Ataca, defiéndete y no te olvides de lo que deseas. Si permites que alguien más decida por ti te va a ir muy, muy mal.
Recuerdo la historia de un conocido: le decíamos el 'doctor', porque le faltaban como dos meses para acabar la carrera, que él, por cierto, odiaba. Entonces, en un último acto de respeto a sí mismo (La verdad te hará libre), se largó de la Facultad de Medicina y hoy en día se dedica a un trabajo sin futuro, ni lujos, ni oportunidades de crecimiento, pero que lo hace menos infeliz que la medicina. Su historia es, en una medida, triste, y en otra, feliz. Si se hubiera rebelado contra aquella decisión que le impusieron antes, podría haberse dedicado a lo que siempre quiso: la fotografía. Pero si se hubiera conformado por simple comodidad o por miedo, sería el doctor más infeliz del mundo, y sus pacientes... mejor ni hablar.
Sigue tus instintos. Si algo no te late, no te calles. Si no quieres hacer algo de lo que no te sientes orgulloso, renuncia. La vida no es para que le saques todo el jugo que puedas. Es una lucha en la que es mejor morir que doblegarse, matar o morir. Si tú no te cuidas, nadie lo hará por ti. Nunca renuncies, ni accedas a lo que no es lo que quieres. Decía mi abuelo que el que poco pide, poco merece, y es cierto. Hoy en día nos enseñan a buscar el éxito, pero se olvidan de enseñarnos que el éxito no debe ser nunca más importante que la felicidad; no vale la pena sacrificar lo que somos por lograr tener algo seguro en la vida.
Cada día es la oportunidad que tenemos de alcanzar la gloria, de saborear la libertad; de ser lo que siempre quisimos ser, pero que muchos no se atreven a ser. No renuncien a eso en pos de algo que les han metido en la cabeza. No se vendan por sueños que no son los suyos. Recuerden la historia de la humanidad: los verdaderos triunfadores son aquellos que se dedicaron a hacer lo que quisieron y que vivieron siendo ellos mismos. Los demás, bueno. Miren al frustrado que todos conocemos, que tiene un trabajo estable, o un coche, o una mujer que parece de revista, y que no es feliz. ¿A eso quieren llegar? Si la respuesta es 'Sí, eso quiero', allá ustedes. Si no, empiecen a luchar por sus sueños; y recuerden. Los sueños y el honor son lo único que no les pueden quitar.

viernes, 12 de septiembre de 2008

¿Adictos a la Web?

Hay muchas cosas que me intrigan del Internet. Millones de personas interactúan, aprenden y pierden el tiempo en el mundo de la Red cada día. Es, sin duda, una herramienta muy útil para cualquier fin y está lleno de curiosidades: páginas de cualquier tema, videos de todo tipo, música gratis, blogs, ligues virtuales, porno, virus, hackers, juegos en linea, sombrereros y tests de personalidad, por mencionar algunos. Sin embargo, creo yo, no es tan impresionante como parece.
De hecho, es un poco limitado, porque aún cuando hay cosas interesantes, es un mundo lleno de reglas y, en mi opinión, no es tan divertido como el mundo real. Sí, ya sé que piensan: 'Sombrerero, tienes un blog y escribes diario en él. ¿No vives pegado a la computadora?' No realmente. Y menos a Internet. Preguntenle a quien me conozca, y les va a decir que muchas veces ni reviso mi correo. Escribo aquí porque me gusta escribir, pero ni siquiera ver YouTube me entretiene más de unos cinco minutos. La verdad prefiero ver una película, leer un libro, jugar videojuegos (de Wii, porque los de internet son muy caros o muy repetitivos), salir a ver el mundo y para buscar inspiración o escribir otra cosa en Word.
El internet, he descubierto, no me divierte tanto como creí en un principio. Fuera del tiempo que me conecto para escribir este comentario diario, que son unos 5 minutos al día, no suelo pasar más de una hora conectado a la semana. Ni Ares me atrapa, porque no hay tantas rolas que valgan el tiempo que tarda bajarlas, aunque sea poco. Eso sí, me encanta bajar Fuentes (sí, los tipos de letra), jugar uno que otro juego, escribir en mi blogsito (espero que esa palabra exista), o buscar imágenes de mis series, juegos y películas favoritos, y los quizzes tipo '¿Qué personaje de Star Wars eres?' me vuelven loco.
Me considero un usuario promedio de Internet, y me parece bueno que a alguien se le haya ocurrido, pero si desapareciera, mi vida seguiría su curso. Seguiría escribiendo, aunque nadie leyera lo que escribo. Y lo demás, bueno... puedo vivir sin eso. Puedo vivir tranquilamente sin el Internet. A mí, personalmente, me dolería más que ya no se hicieran cómics de papel o películas en cine. Creo firmemente que nada en el Internet es indispensable, y de hecho creo que es muy ocioso estar conectado por horas viendo videos de YouTube o en Messenger. Claro, no está mal, pero a mí no me atrae la idea. Admito que soy un poco... ¿anticuado, será la palabra? Pues sí, pero así soy. No me gusta en exceso el internet y tampoco puedo decir que lo necesito para nada especialmente.
Y bueno, eso me lleva a la pregunta de hoy: ¿qué creen ustedes? La encuesta está abierta, y espero que respondan y comenten. Realmente me gustaría que la gente comentara qué le gusta, qué no, y por qué. Quizás que explicaran la magia del Messenger o de cualquiera de las otras cosas que le fascinan del peculiar mundo de la World Wide Web.

jueves, 11 de septiembre de 2008

Relaciones a prueba de compromiso

Hay una cosa que les quiero contar hoy. Normalmente, cuando salimos con alguien, terminamos enredados en una relación que nos obliga a poner esfuerzo y tiempo de una forma casi obligatoria, aunque a veces no queramos. Nos vemos presionados a hacer cosas que normalmente no haríamos y a soportar cosas que normalmente no soportaríamos. Y, cuando no hay 'amor' (a falta de un término mejor), todo se puede convertir en un infierno sin que nos demos cuenta. Claro, hay momentos en que uno busca una relación de verdad, y entonces nada de lo que hayan leído aquí, ahora, les va a ayudar. Mientras tanto, si quieren divertirse un rato, sin involucrarse demasiado, aquí hay algunos consejos útiles para evitar el compromiso serio en una relación:

1.- Nunca salgas con alguien que trabaje (o estudie) contigo. Si lo haces, vas a tener que pasar mucho, mucho tiempo mirando y conviviendo con esa persona. Eso puede parecer una ventaja, pero debes tener en cuenta que ella (o él, si eres una chica) te va a estar observando todo el día. La libertad que puedes tener en tu trabajo o en la escuela se reduce drásticamente. Pero la verdadera desventaja es que, si truenan, van a tener que soportarse el uno al otro, además de los chismes que seguramente van a salir cuando la gente se entere...

2.- Evita los detalles personales (especialmente los verdaderos). Nunca des una dirección, ni un teléfono, ni nada parecido. No es malo que los des, pero entre menos sepa más difícil le será controlarte. Tampoco le presentes a tus amigos y bajo ninguna circunstancia a tu familia. Mantenlo simple: 'Yo te hablo', 'Mejor mándame un mensaje', usa el E-mail o messenger en vez del celular si es posible. Claro, hazlo discreto. Si lo prefieres, invéntale los datos y luego sal del paso con excusas como: 'Ah, sí... me quedé sin batería en el cel...', 'Qué raro. No me llegó tu mensaje', o la clásica 'Déjame ver... ¡fijate, lo anotaste mal!'.

3.- Nunca salgas con nadie que sea demasiado conocido. Mientras menos gente sepa que salen juntos, menos será la presión para que estén y sigan juntos. Asimismo, es mucho más fácil lidiar con una persona que con el ejército de amigos y conocidos que puede tener. También te será más fácil moverte en el mundo si son pocos los que te reconocen como novi@ de X.

4.- Sexo en tu propia cama, mala idea. El mejor lugar para hacerlo es cualquiera que no entre en tu espacio vital. Esto implica tu casa, tu coche y cualquier otro sitio que consideres tu guarida. Ahora, este no es punto obligatorio, pero te ayudará a que ella no se sienta verdaderamente involucrada en tu vida. Claro, trata de hacerl@ pensar que sí es parte de tu vida. Por eso, mejor llévala a su propia cama.

5.- En caso de duda, mejor truena. Si sientes que pese a todo lo anterior te estás clavando, hay dos opciones: o aceptas el compromiso, o te pelas antes de que el compromiso te acepte a tí, por las malas. Este es un punto de no retorno, y mientras más vueltas le des, más probabilidades de que alguien salga lastimado (y si tú estás siguiendo estos consejos, probablemente no serás tú). Es mejor aceptarlo: si no quieres una relación, mejor no te claves.

Bueno. Por hoy eso es todo lo que les diré. Diviértanse, hagan caso de mis consejos, o mandenme a la tostada. Pero vivan. Hagan lo que quieran... en serio, ¡Háganlo!

miércoles, 10 de septiembre de 2008

¿La ciudad de la esperanza?

Hola de nuevo, amiguitos de Internet. La mayoría de ustedes (creo) vive en una de las ciudades más surrealistas del mundo: la Ciudad de México. Quien no ha vivido aquí no va a entender muchas de las cosas que suceden en este pequeño mundo de locos, como yo.
Empezaré contándoles de una cosa muy curiosa que me tiene sin dormir. El transporte público en nuestra capital no funciona. Literalmente no funciona. Los autobuses y microbuses hacen un caos en nuestras vialidades, son lentos, contaminan como si fueran fábricas de gases invernadero y, por si fuera poco, quieren subir su tarifa. Es penoso. Una amiga me contó que los micros empezaron porque un buen hombre compró unos camiones de carga que le pertenecían a Liverpool o al Palacio, o algo así. Entonces les metió unos asientos y los puso a circular, con la mejor intención de ayudar a trasladarse a los muchos ciudadanos que no poseían un vehículo particular. Hasta allí todo iba bien; pero el problema ahora es que son los mismos camiones, nada aptos para el transporte de tanta gente. Les han metido más asientos, para que quepa más ganado humano (y por tanto, más dinero), a costa de la más mínima comodidad para el usuario.
Yo, que mido 1.86 más o menos, no puedo irme ni parado ni sentado, porque si voy de pie, me tengo que agachar para que no me choque la cabeza con el techo. Si me siento, no caben mis piernas en el reducidísimo espacio que hay entre cada asiento. Obvio a la gente le molesta que vaya yo con las piernas al lado, pero no tengo otra opción. Lo más triste es que tampoco es culpa de ellos.
Pero eso no es lo más nefasto que hay en cuanto a transportes. Los taxis que circulan por nuestro Distrito Federal tienen placas maravillosas de auto particular !porque son autos particulares! si yo quiero, me compro un Tsuru o un bochito (¿cómo se escribe bochito?), lo pinto de verde y me voy de ruletero. Y de paso aprovecho y me brinco de taxista pirata a secuestrador express, que muchos ya lo hicieron. Total, ni pasa nada, porque el gobierno no puede con el 'sindicato' -cosa rara, porque los taxistas piratas no deberían de tener un sindicato-. O de menos, le pongo diablito a mi taxímetro y me llevo una tajadita de la bolsa de mi cliente.
Pero la joyita principal es el Metro. Cada mañana que lo uso me toca ver una oleada INMENSA de gente que se quiere subir a fuerzas al vagón que tiene delante. Ya no cabe una pluma, pero hasta que no entran no se calman las bestias. Un día van a voltear el tren, y les va a valer, siempre que se hayan podido meter. Yo en lo personal creo que ir viajando por una media hora, mínimo porque también es lento, rodeado de gente que, aún cuando no es su intención, apesta, se mueve, te aplasta y a veces hasta te manosea, en un calor que hasta parece sólido, no es algo que valga la pena como para pelearme por ello. Claro, habrá a quién le guste, y a lo mejor por eso se enjaretan cual mosca sobre la miel.
Voy a ver si luego les puedo tomar unas fotos para que lo aprecien mejor (hoy no lo hice porque no sabía que iba a terminar escribiendo de esto). Mientras tanto, los que viven fuera de la Ciudad de la Esperanza, sigan así. Echenle ganas para no venir a meterse a este rollo que deja corto al infierno. Y si tienen que venir, traiganse, de menos, su coche.

martes, 9 de septiembre de 2008

Suerte para la próxima

Hola de nuevo. ¿Por qué estoy escribiendo aquí otra vez? Parece que nadie lee este blog. La ventaja de ser yo es que realmente no me importa. Escribo porque me gusta hacerlo; escribo para mi, y bueno, si alguien lo lee es un bono.
En todo caso, hoy tengo una queja para el mundo. No tengo suerte. Ni un poquito. Conozco gente que tiene mucha suerte: encuentran billetes de cien en la calle, cuando tienen problemas siempre encuentran una salida fácil... salen ganando, y a ellos no les cuesta. No tienen que ser muy listos, ni necesitan esforzarse. Sólo ganan. Triunfan. Reciben los mejores tratos porque sí, porque tienen suerte.
¿No les ha pasado algo con eso? A mí me pasa constantemente. Cuando juego Poker en aquel sitio que anuncian tanto en la tele, pierdo inevitablemente. Aún cuando tengo un par alto -aces, reyes-, siempre llega la última carta para redimir a un jugador que tenía un par más bajo y que termina con dos pares. Pierdo. Como no les veo las caras, no puedo saber nunca qué clase de juego pueden tener, y con mi pura suerte no me basta para ganar. En cambio, muchos de esos sujetos con los que juego tienen una suerte que... para que hablar.
Y eso no es todo. Hay un dicho que dice: Suerte en el juego o suerte en el amor. Tristemente, puedo decirles que eso es falso. No tengo suerte en ninguna de las dos. Y no es que no me pelen, porque eso no depende de la suerte sino del trabajo que uno hace al ligar. El problema es que siempre me enredo con locas: celosas, posesivas, neuróticas o ladronas. Y -antes de que lo pregunten- no, no es que yo las busque así. Es suerte.
Otra cosa que me asusta de la suerte es que es completamente aleatoria. A veces es muy buena, a veces mala; para unos es mejor y para otros peor. ¿No dijo Alejandro Magno que la suerte favorece al valiente? Se equivocó. Mucho. La suerte nos trata como quiere, y puede hacer lo que le plazca con nosotros. A veces parece que nos va a ir bien; que nada puede salir mal: digamos, una entrevista de trabajo. Ropa limpia, arreglado, listo para cualquier pregunta. Sales con tiempo, hace un día soleado. Pero nunca creas en que la suerte está de tu lado, porque miente. En cuanto sales, te das cuenta que, por alguna extrañísima razón, tu choche no arranca. Ni modo. Pero no termina ahí. El camión no pasa, y no va a pasar hasta unos treinta minutos más tarde. Y si tomas taxi, seguro va a haber una marcha, o un trailer se va a atorar en cualquier avenida. La vida esa así.
Bueno, lamento haberme gastado mi entrada de hoy en una cosa tan simple, pero bueno, es mi blog y yo lo escribo así que, si no les gustó... SUERTE PARA LA PRÓXIMA.

lunes, 8 de septiembre de 2008

TeleVICIOn

Otro día, otra entrada. Es curioso que estoy escribiendo estas páginas justo cuando acabó la nueva serie animada de los X-Men (desde hace mucho soy fan de Cyclops-Scott Summers). Pero bueno, sólo lo comento porque mi comentario de hoy es de algo que todos hemos vivido en la vida: la gran influencia que tiene la televisión sobre nosotros, y que no necesariamente es mala.
Recuerdo que, cuando era niño, me la pasaba viendo caricaturas en el 5 (todavía veo algunas, pero ese no es el punto). Lo hacía porque me divertía, y sin darme cuenta, como todo niño, absorbía como esponjita todo lo que veía. Iba a la escuela -primaria- y me ponía a jugar con mis amigos a los Power Rangers. Hace poco estuve platicando con amigos más recientes, de la universidad, y me enteré de que muchos de ellos jugaron a lo mismo en algún momento.
Luego, ya en la secundaria, me acuerdo y me río de que, cada miércoles, siempre oíamos en el salón la misma pregunta: '¿Viste el monólogo?' Nos pasabamos un buen rato hablando de los chistes, los sketches, el reportaje y todo lo que veíamos en ese programa que se llamaba 'Otro rollo', que catapultó a la fama a Adal Ramones. Nos reíamos como idiotas al volvernos a contar los chistes, aunque ya los hubiéramos oído ayer. Y ni qué decir de Dragon Ball Z. Nos comprabamos los álbumes, las estampas, los juguetes...
Pero crecí. Y entonces todo cambió... ¡NO! Hace relativamente muy poco, cuando salió 'Héroes', mi hermano y yo, que tenemos la misma edad (no pregunten) nos quedábamos clavados frente a la tele para ver como Peter Petrelli y Hiro Nakamura salvaban a la porrista... ah, y al mundo. Cuando él compró la primera temporada en DVD, nos pusimos a ver los mejores capítulos todo un día, y luego, para amarrar, vimos capítulos de otra caricatura, no la nueva, de los famosos X-men (que es la que compré yo). ¿No es raro pensar que, a esta edad en que muchos de nuestros padres ya abuelos eran hombres hechos y derechos, casados, con un trabajo estable y hasta con hijos, yo siga viendo, igual que muchos de ustedes, la televisión como si todavía fuera un niño?
Es verdad. Todos vemos en la tele una u otra cosa, y nos emocionamos al verla. Casi todos tenemos un capítulo favorito de los Simpson, y aún los que no, sabrán de lo que les estoy hablando. Todos sabemos, aunque no nos guste, que hay una telenovela cada hora en el 2, y hasta contratamos 200 canales de Cable o Sky para ver nada más 10. Así somos. Teleadictos a lo bueno. Porque la Televisión es una cosa seductora y perversa. Nos acecha y nos ofrece todo lo que siempre hemos soñado. Como niños y como adultos.
Actualmente, ya que no pasan 'Héroes', me puse a ver al doctor House. Es, para mí, la mejor serie de T.V. que sale al aire. Me confieso un verdadero fan del programa y de su protagonista, interpretado por Hugh Laurie. Me maravilla cada vez que veo como resuelve enigmas médicos, descubre la naturaleza de la humanidad -Todos mienten, es cierto- y le lanza piropos a Cuddy, su jefa, todo mientras insulta a todos a su alrededor con un sarcasmo tan ingenioso que es difícil de creer. Lo lamento si me vi muy geek, pero es la verdad. Sigo viendo televisión, y sigo pensando que es divertida. Y como dije, creo que también nos puede enseñar. Para eso hay Discovery, Animal Planet, NatGeo y otros, pero los que yo veo (culturales) son esos.
Bueno. Los dejó esperando que se hayan entretenido un rato, y también que hayan reflexionado un poquito acerca de esa compañera del diario, a la que visitamos cuando no hay nada que hacer, o cuando queremos ver algo para divertirnos. Y, ¿por qué no?, que hayan recordado cuando ustedes también jugaban a los Power Rangers.

domingo, 7 de septiembre de 2008

¿Cultura Pop?

Ya estoy otra vez escribiendo. Finalmente no me pesa, porque espero dedicarme a ésto, profesionalmente, un día de estos. Antes de comenzar con mi entrada, me da un poco de angustia ver los supuestos Gadgets del Blog. No sé si funcionan o no... me parece que no. Y es que la verdad esto del internet no es realmente lo mío.
Pero bueno. Ya es momento de comenzar a hablar. ¿Ustedes, mis queridos amiguitos de Internet, se consideran personas cultas? Antes de contestar, deben de pensarlo bien. Porque ser culto o no ser culto es una cosa rara. No es como, por ejemplo, estar vivo o muerto, donde no hay puntos medios. Ser culto es posible de muchas formas. Por eso existe lo que se llama la cultura Pop.
Empecemos por definir que implica, socialmente sobre todo, ser culto. Una persona culta es esa persona que tiene alguna forma de conocimiento del mundo en que vive. La gente 'culta' sabe de música, de literatura, de arte... de política, incluso. Y aquí comenzamos a vernos en problemas. ¿Si yo sé mucho de cine (comercial), soy culto? Algunos de los que leen este blog me van a decir que soy un p*nd*j@, y otros a lo mejor no. Pero vale la pena preguntárnoslo. ¿No es cierto que todo lo que crea el hombre, como acto creativo, es cultura? Entonces hasta las babosadas de este blog son herencia cultural de la humanidad. ¿Y por qué no? ¿Cómo sabemos que, por ejemplo, los famosos objetos de algún museo no fueron hechos por simple ociosidad?
Yo creo, ante todo, que la cultura nos rodea a cada momento, porque vivimos rodeados de gente que a cada instante nos refleja pedazos de nuestra misma cultura. Obviamente no toda esa cultura nos va a parecer admirable, y es posible que reneguemos de muchos aspectos de ella. Es normal; nada es nunca perfecto. Ser naco, al menos en México, es cultura, igual que ser Emo o ser fresa. La Salsa de los micros, pésele a quien le pese, es también cultura.
Ahora, es importante que reflexionemos con respecto a esta realidad que nos rodea. ¿Qué tanto nos hace cultos ver telenovelas? ¿Y escuchar a Beethoven nos hace cultos? Yo, en lo personal, creo que nada te va a hacer culto si no reflexionas en aquella cultura precisamente como cultura, valga la redundancia. Si uno va al museo a ver la Noche Estrellada de Van Gogh, o se pone a leer un cómic de los X-men sin hacer caso de que lo que tiene, en ambos casos, frente a él es cultura, da completamente igual que lo vea o no. La cultura nace no nada más de lo que vemos, sino de lo que nos provoca y lo que nosotros hacemos con esa cultura.
Todos, en algún momento, hemos pensado en algo (una pintura, un libro, una película, una canción, una caricatura, un coche, una foto, etc.) que nos hace sentir alguna cosa y que nos muestra, directa o indirectamente, una faceta de la humanidad. Ésto, precisamente, es la cultura. Aquello que refleja la esencia de la gente. Cuando escuchamos nuestra canción favorita, sentimos algo; entendemos que el cantante, el composito y el letrista, o cuando menos alguno de ellos, nos están transmitiendo algo que quieren decir, para que llegue a la gente o para que perdure.
Esos mensajes son cultura. En ese sentido, el Quijote, que muchos de los lectores de este Blog pueden haber no leído (y aún así vivir felices), es tan cultural como Paquita la del Barrio. No me voy a poner a decir que son iguales, porque no lo son, pero en su intención y su naturaleza son cultura: nos describen la esencia de las sociedades en que nacieron. Son, cada uno, una biopsia del tejido del que se compone la humanidad.
Sí, sé que me van a odiar muchos. Pero aceptémoslo: la cultura es parte de nuestra vida diaria, y no se encuentra solamente en una universidad, en un museo o en una biblioteca. Está en la calle, en los bares, en la tele (y no me refiero a canal 11) y hasta en las puertas de los baños. La cultura es lo que somos, bueno o malo, y lo que usarán nuestros tatara-tatara-tatara nietos para entender cómo vivíamos.
¿Quién sabe? Algún día Harry Potter podría ser considerado el libro que dio forma a una era, y con un poco más de suerte, este Blog se podría convertir en un ejemplo de cultura folklórica de este siglo. Supongo que nunca lo sabré.

P.D. - Les prometo que mi siguiente tema va a ser más light, por si sienten que solo me meto en cosas densas.