martes, 16 de septiembre de 2008

Camino al bicentenario

¡Viva México!... o al menos eso fue lo que oí ayer. Yo no sé si México es la gran maravilla que nos dicen que es, al menos no después de ver a López Obrador peleándose por el petróleo; o después de oír como le cobraron a una familia el rescate por su hijo ¡durante la MARCHA contra la INSEGURIDAD! Es vergonzoso. Nuestro país está hecho un CAOS, y nosotros dando gritos en el Zócalo.
Sí, ya sé que somos independientes de España y que eso hay que celebrarlo, pero no me digan que no somos dependientes de los malditos Estados Unidos. Lo somos, por mucho que nos pese. Y tampoco somos un país independiente económicamente. Dependemos del Petróleo, y el problema es que ni siquiera sabemos bien a bien qué hacer con él. Si lo venden, nos friegan, porque ya no va a ser nuestro; pero si nos lo quedamos, se queda en el Golfo.
Así es. Estamos en el hoyo. Y eso que México es un país rico en recursos, y ni hablemos de su posición estratégica. Tenemos acceso a dos océanos, estamos entre dos bloques continentales y tenemos un clima (teníamos, al menos) que todos envidiarían. Pero tenemos un gran defecto: nuestra sociedad es nefasta.
Por si algún patriotero viene a insultarme, de una vez le digo: 'El que esté libre de pecado, que arroje la primera piedra. Y van a ver que no es mexicano el que la aviente.' Lo digo porque es verdad. ¿O qué, no pagan mordidas, amiguitos de Internet? ¿No compran pirata? ¿No buscan evadir impuestos? Claro que lo hacen, y hasta yo lo hice alguna vez. Porque una cosa es amar a México con tres tequilas encima, viendo la pirotecnia del Zócalo y con las banderitas agitándose, pero otra muy diferente es de verdad actuar a la altura de un verdadero amor al país.
Piénsenlo, porque el 15 y el 16 todos somos mexicanos. Todos creemos en la nobleza nacional y nos enamoramos de lo autóctono. Pero se acaba el día de la Independencia y todo vuelve a la normalidad: los indígenas (que son parte muy importante de la identidad nacional) son marginados en todos los aspectos; otra vez nos da pena ser morenitos, repudiamos el cine mexicano y volvemos, todos, a pelearnos entre nosotros (ya sea por partidos políticos o hasta por el fútbol).
La verdad, lo tengo que decir. Yo no creo que México sea un lugar maravilloso. El país, en cuanto a territorio y clima, y todo lo natural, es verdaderamente hermoso. Pero los mexicanos, en su generalidad, lo han llevado a su ruina. Tiramos basura en la calle (y digo 'tiramos' por ser solidario, yo la guardo en mi mochila hasta que llego a un bote), desconocemos la historia de nuestro país (¿a ver, diganme 5 personajes de la independencia y qué hicieron, sin ayuda de la Wikipedia?), y hasta unos locos tiraron granadas en Morelia, con lo del grito. Así estamos.
Ahora, no digo que vayan a dejar de sentirse orgullosos de ser mexicanos, pero como siempre digo: PIENSEN de qué están orgullosos. No es que renieguen de su país, sino que estén conscientes de lo malo. No podemos tapar el sol con un dedo, y menos con una banderita de a $15 que compramos en la calle. Debemos reflexionar: 'De verdad, ¿amo a México? ¿Estoy orgulloso de ser mexicano?' No lo hagan, por favor. No estén orgullosos ahora; luchen para ser mexicanos de verdad, de los que si se pueda estar orgulloso. Dejemos, poco a poco, de ser patrioteros de 'ponte la verde y ve al partido de la selección'. Aprendamos a respetar a nuestro país y a vivir con ganas de hacer un mejor país. No peleemos por el petróleo como trofeo. Por mí, que se olviden del petróleo; pero que hagan algo por México con otro tipo de energías. No busquemos decir que López es bueno o malo, mejor vamos ayudar al país, a la sociedad. Vamos a hacer lo que es bueno para el país; no para partidos, ni para intereses, ni para sectores de la sociedad.
No hagan fiestas, como Marcelo. Cambien. Evolucionen. Mejoren. Aprendan. No ataquen, como López. Propongan. Ayuden. Cooperen. Toleren. Y tampoco se tapen los ojos, como Calderón. Vean. Analicen. Comprendan. Acepten. Si nos ponemos a pelear entre nosotros, no llegamos a ningún lado. Olvídense de los partidos. NO CREAN EN LÓPEZ OBRADOR, NI EN CALDERÓN, ni en ningún político. Crean en la gente, que es la que importa. Olvídense de las faramallas políticas, y vivamos de acuerdo con lo que le ayuda al país. Yo no sé si podemos cambiar nuestra situación, pero sí se que nadie lo va a hacer por nosotros. Olviden la política y recuerden que, antes de que hubiera PRI, PAN y PRD; antes del petróleo y de todo lo demás, había un país llamado México... y nos necesita.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy objetivo el artículo y concuerdo contigo, la única solución a este país es que sus habitantes, claro no generalizo, cambien su forma de pensar, ya que la mentalidad del Mexicano es realmente probre, y esto es lo único que detiene el progreso de México.

Ruano dijo...

La única solución, señor lector, es volver en nuestros pasos y ver claramente qué fue lo que pasó. No somos mexicano el 15 y el 16 porque sí y ya, sino que cargamos siglos de construcción de un nacionalidad muy fuerte. Y somos los habitantes que somos por la construcción de nuestra nación. Bicentenario, ¿tenemos algo qué celebrar?, qué?, ¿una improvización trás otra improvisación?
Me gusta tu punto, señor lector. Me encantaría escribir algo así.