Mostrando entradas con la etiqueta actualidad. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta actualidad. Mostrar todas las entradas

domingo, 24 de abril de 2011

El desafío de las humanidades

No es fácil ser un literato. Ni un historiador. La gente cree, erróneamente, que estudiar una carrera humanística es más sencillo que aprender medicina, mecatrónica, matemáticas. Para mucha gente, las humanidades no son sino un refinado pasatiempo. Después de todo, los médicos salvan vidas, las finanzas deciden el rumbo del mundo y la ingeniería parece haber encontrado la solución a todos los problemas de la vida cotidiana. ¿Pero qué hace un Licenciado en Lengua y Literaturas "X"? ¿Cuál es su función? ¿O qué hace un historiador, sino conocer fechas, datos y cifras que, a fin de cuentas, resultan inútiles? ¿Qué hacen los humanistas? A ojos de la gente, nuestra área de trabajo es ilusoria, un campo de estudio sin relevancia real para la existencia del mundo. En pocas palabras, la tierra seguiría girando si no hubiera humanidades; mientras haya gente arando el campo, curando enfermos, descubriendo nuevos y maravillosos artefactos y determinando el status quo económico del mundo, todo estará bien.

Este pensamiento, sin embargo, es una mentira. Las humanidades son hoy tan importantes como las ciencias y como cualquier oficio, si no más. La ignorancia y la falta de interés en el pensamiento humano en sí mismo, sin embargo, han convencido a mucha gente de que nuestra labor es una afición, un desperdicio de recursos o, cuando menos, una alternativa 'facilita' a estudiar una carrera 'de verdad'. ¿Por qué hay personas que consideran que se necesita ser más inteligente para ser médico o informático que para leer a Cervantes? ¿Por qué es más importante el trabajo de un administrador que el de un crítico literario? No lo sé, pero sé que no es verdad. Y no estoy demeritando en modo alguno cualquiera de las dignas profesiones que he mencionado, pero tampoco voy a aceptar que las humanidades sean menos importantes.

Conversando con una amiga, estudiosa y apasionada de la historia, escuché el siguiente comentario: "La gente cree que la historia es un registro. Que se trata de saber cuándo y dónde pasaron las cosas, pero se olvidan de lo más importante: por qué y cómo pasaron. Estudiar la historia no se limita a registrar el pasado; es observarlo y comprenderlo. El mundo de hoy es resultado directo del mundo de ayer. La historia no es el estudio del pasado, sino de la naturaleza humana. Es la reflexión de lo que somos, lo que hemos hecho y lo que podremos llegar a ser. No es tan importante saber cuándo pasó algo como saber de qué manera ese suceso nos afecta a nosotros, de qué manera eso le ha da forma a nuestro mundo."

Es cierto, sin duda. Y lo mismo podemos decir del estudio de las artes gráficas, de la literatura, de las sociedades. Las humanidades no analizan otra cosa sino la naturaleza humana, el pensamiento del hombre y de las posibilidades que significan sus actos. Es por eso que son tan importantes, y hoy por hoy el desafío de las humanidades es demostrar su valía a un mundo que se ha olvidado de mirar hacia adentro. Porque, seamos honestos, es cada vez más común que la gente vea su vida en términos prácticos, pero externos a su propio ser. Creemos que lo que somos lo determinan factores 'medibles' y perfectamente determinados, y por eso las humanidades son tan incomprendidas. La sociedad moderna está acostumbrada a las certezas:
2 + 2 = 4 - El corazón está siempre en el mismo lugar - El cielo es azul por la refracción de la luz...

El pensamiento moderno da mucha importancia a estas pequeñas verdades y a los sistemas que las definen. Asume, erróneamente, que las matemáticas son más reales porque tienen un sistema estructurado, perfecto, libre de cabos sueltos. Hay respuestas para todo, siempre y cuando se apliquen las reglas de manera correcta. Por desgracia, en las humanidades no hay certezas: la naturaleza misma del hombre impide que las haya. La biología nos dice que todos los hombres funcionan de idéntica manera, pero en términos de mente, de cultura, de ideas... ahí no podemos explicar las cosas de modo sencillo. La historia no es exacta, no puede predecir el futuro basándose en reglas y teoremas porque el pensamiento humano no las obedece. Las variables son infinitas. Y, por esta razón, el estudio de las humanidades es tan complicado o más como cualquier ciencia: porque su objeto de estudio es inmenso, de profundidad insondable. Cada respuesta es apenas una opinión, una teoría que difícilmente se convertirá en ley, y que posiblemente será contradicha por cientos de otras ideas. No hay verdades definitivas, como en la física, y tampoco hay modelos que expliquen eficazmente los comportamientos del hombre. Lo único que tenemos es la seguridad de que cada respuesta nos ayuda a entender mejor nuestra realidad, y no sólo eso, también nuestra identidad.

Repito: las humanidades tienen una responsabilidad para con la sociedad. No sólo deben seguir navegando a ciegas en el cosmos que es el ser humano, con la esperanza de trazar un mapa -o al menos un esbozo-, sino que también deben interesar al gran público por sus avances; abrir los ojos de la gente al valor implícito que nuestro trabajo tiene. Recuperar una vez más la idea de que el hombre es definido no por objetos o leyes, sino por el poder de su propio pensamiento.

domingo, 3 de abril de 2011

Alfie, pero Región 4

No es la recomendación del mes, pero no les hará daño ver esta gran película: Alfie, con Jude Law. Es un refrito de una película del 66, creo, con Michael Caine... que no he visto. La veré un día de estos.

Pero de eso no voy a hablar. Voy a hablar, como suelo hacerlo, de mi vida y mis percepciones de la naturaleza humana. Empezaré por lo más justo y correcto: por alguna extraña razón me enamoré. Aún no diré de quién, porque nadie conoce a esta chica... y si llega al blog por error no quiero que piense que soy un acosador. No lo soy, obviamente, pero -ese es el tema de hoy- las mujeres son muy, muy sensibles respecto de ciertas cosas. Justo de eso voy a hablar... o escribir.

Se han hecho muchas películas, novelas, cuentos, etc. acerca de hombres seductores. También hay grandes seductoras, pero de eso hablaremos otro día. Las dos que más voy a citar hoy son Hitch, con Will Smith, y Alfie, con Jude Law. Estas películas siempre nos muestran a hombres guapos, carismáticos, divertidos y que consiguen a cualquier chica. Mencionan una serie de preceptos y detalles que les abren las puertas al cielo, y luego muestran en pantalla los resultados. Esto, obviamente, funciona. Y no es un error; no me comí un 'NO'. Con las debidas reservas que hay que hacer, teniendo en cuenta que toda película es una ficción, los elementos básicos de estas películas -y muchas otras- son ciertos. La manera en que uno se comporta le puede ganar el afecto de una dama. Sí. Manejarse con seguridad, mostrarle a ella una faceta que 'refleja' algo que ella busca es la base de la seducción.

No están ustedes para saberlo, pero yo sí estoy para contarlo. Después de todo, para eso es este blog. Yo soy bastante bueno para seducir. Hablo muy bien, soy muy carismático -modestia aparte- y en general soy bastante rápido para leer a las personas y pensar. Todo esto me convirtió en un pequeño Alfie de la vida real. Pero, para los que ya vieron la película, saben como termina. Los que no, yo no quemo nunca un final de película, así que véanla.

Hitch, por otro lado, dice una frase muy clara y verdadera: hoy en día no puedes llegar y decirle a una chava que te gusta. Hombres, saben de lo que hablo. Mujeres, no lo nieguen. Si a ella no le gustas tú cuando se lo dices, tus posibilidades de ganar bajan dramáticamente. Es entonces trabajo del hombre hacer que ella se enamore de ti, para que luego tú puedas decirle que te gusta. Es complicado: requiere de mucho trabajo. En todo caso, con un buen as bajo la manga, será fácil. El asunto es, repito, que seducir no tiene que ver con que la gente se enamore de ti. Muchas veces ni siquiera te conocen, porque el buen seductor vende un producto que cambia y se adapta a las necesidades de la compradora. Pero el producto no es el anunciante, y cuando la mujer se da cuenta de esto [o uno se cansa de ser lo que prometió], pues se hunde el barquito.

Así pues, llegamos a la necesidad de encontrar un punto medio. Volverse atractivo para la chica, pero dejando la suficiente verdad para que se pueda construir una relación sólida. Suena simple. Es complicado. Conozco a mucha gente, y muchos de ellos tienen este problema. Algunos, como es evidente, no lo tienen. Aquí me entra la curiosidad: ¿es que la suerte es necesaria para triunfar en el amor? ¿Necesitas encontrar la pareja adecuada? ¿O simple y sencillamente es cuestión de voluntad? He visto relaciones largas y aparentemente estables estallar como granada, y otras consumirse como candela. He visto también relaciones que se fortalecen. ¿Por qué es esto? ¿Qué tienen unos que no tengan los otros? La naturaleza del amor es esquiva. A veces me pregunto hasta dónde podemos dar una definición universal del amor, ya que cada quien tiene metas y necesidades distintas. ¿Acaso todos los zapatos vienen en la misma talla y el mismo modelo? LA reflexión básica es, en este caso, si amar es una decisión o un acto fortuito.

Yo, por mi parte, no creo en el amor a primera vista. Pese a eso, estoy soñando con una chica con la que he hablado una vez. Una sola. LA veo de vez en cuando, pero siempre pasa algo que evita que conversemos. Y, francamente, quiero entablar una relación con ella. Una de verdad. Entonces, a media escalera, me pregunto: ¿qué va a pasar? Esto no quiere decir que dude en lo que voy a hacer. Es algo más grande. Mi duda real es: ¿el amor depende de dos? ¿Existe la famosa 'media naranja'? O un hombre sólo llega, da lo mejor a una mujer y ambos deciden, independientemente de quiénes son, establecer un vínculo. No lo sé. Al final sé solamente que todo esto se resume en seis palabras:

¿El amor nace, o se hace?

miércoles, 19 de enero de 2011

Propósitos

Hacía bastante tiempo que no escribía en mi blog... admito que la tentación de publicar por Facebook es grande, pero la libertad que me da este espacio a costa de un esfuerzo mínimamente mayor vale la pena. Eso, y que ya le pude dar un mejor look a mi blogsito me convencieron de retomarlo. No sé si mude mis notas de Face para acá, pero la cosa es que de ahora en adelante publicaré aquí... y allá. Así que dense vueltas de vez en cuando.

Como sea, de lo que vamos a hablar hoy la liebre y yo, no más que sin la liebre, es de una cosa curiosa. Llega otro año, y con él llegan los propósitos de año nuevo [otra vez]. Estos, curiosamente, son siempre los mismos para mucha gente, e incluso yo, con mi magno sombrero y todas mis artimañas, llevo ya 2 años mínimo repitiendo un propósito: conseguir una novia con la que pueda durar más de 3 meses.

Pero más allá de esos propósitos, hay un asunto que me inquieta. Cada año hacemos propósitos, los mismos u otros, da igual. ¿Pero tenemos propósitos verdaderos para nuestra vida? Les pregunto, amigos y amigas... al llegar al final de nuestra vida, ¿qué habremos hecho? ¿dinero, una casa, familia, etc, etc, etc.? ¿Lo mismo que el vecino?

Hace tiempo que no hablo con gente de esto: ¿cuál es el propósito de nuestra existencia? Hoy día veo que todos quieren tener cosas, ser felices... cosas así. Pero eso lo hacen todos... o al menos lo intentan todos. ¿Alguien realmente está decidido a que su vida en esta tierra marque una diferencia -minúscula o pantagruélica-? ¿Alguien ha apostado por ser diferente últimamente, y hacer cosas diferentes? ¿Alguien sabe realmente qué quiere obtener al final de la carrera? ¿Cómo quiere que lo recuerden?

Esto lo pregunto porque, repito, cada año tenemos el rito ridículo de fijarnos metas... pero cuando nacemos, nadie nos enseña a hacerlo. Lo hacemos a medias cuando empezamos a crecer, pero reparamos muy poco en lo que implica nuestra existencia, la verdad. Pensamos mucho en la felicidad, en llegar a tener... pero no en lo que significamos como individuos para el mundo presente y la posteridad, que no tienen que ver con nuestra felicidad o no. ¿Qué impacto tenemos en el mundo? ¿Qué clase de huella vamos a dejar en los demás; en el porvenir y en nuestra cultura? Nadie lo sabe, y muchas veces a nadie le importa. Vivimos persiguiendo dinero, comodidad y metas meramente egocéntricas [no que sea malo], pero pocas veces veo reflexión en cuanto a lo que nosotros dejamos al mundo; todos piensan de antemano en lo que quieren conseguir, pero no en lo que van a legar. ¿Están conformes con eso? Quizás, quizás no, y no es mi papel juzgarlos... pero sería interesante si todos nos pusiéramos un propósito para esta "Vida Nueva", en vez de bajar los mismos 5 kilos cada año, o cosas así.

Ahora, también está el otro lado: el destino. Es hasta cierto punto válido suponer que todos tenemos un propósito predeterminado, de modo que no importa lo que hagamos o no, terminaremos sirviendo a ese fin más grande que nosotros prácticamente a fuerzas. ¿Entonces por qué preocuparse? O bien, también podemos pensar que nuestra existencia está dominada por el azar y la aleatoreidad como para que nos atribule pensar en tener un control sobre ella, no digamos una meta. Pero todo esto nos remite al punto inicial, ¿qué representa entonces nuestra existencia si no tenemos la libertad para guiarla? No lo sé. Parte de la vida consiste en encontrar un equilibrio entre caos y orden, seguramente; no obstante, creamos o no que hay un libre albedrío jalándonos nuestros hilos, el hecho de que nuestra existencia tiene el potencial de significar algo para el mundo es innegable. Es una responsabilidad muy fuerte, cierto, asumir que podemos cambiar algo, pero los nombres que la gente recuerda son sólo de personas que aceptaron ese tipo de peso sobre los hombros, en lugar de conformarse con el peso dentro del bolsillo.

sábado, 27 de junio de 2009

Periodos Vacacionales

Es una cosa rara ya no tener que ir a la escuela. O al trabajo... Pero lo mas raro es lo que pasa con esto, porque cuando uno esta chambeando, se queja del trabajo hasta con sus zapatos. Que el jefe, que los maestros, que la tarea, que la ida, que la vuelta... todo es queja. Llegan las vacaciones, y aunque al principio es descanso, diversión, bla bla bla, al rato ya están hartos de no tener nada qué hacer. No puedo decir, al final, que sea una ley, pero muchas veces la gente se queja no importa lo que pase. Es cierto.

Yo no sé hasta que punto se puede hablar de que las vacaciones sean divertidas o no, pero, pese al título de este breve comentario, soy el sombrerero y hablo, normalmente, de la naturaleza humana. La gente es quejosa en extremo, pero más allá de eso, es medio mensa cuando se aburre. ¿Por qué, preguntarán algunos insulsos y otros no tan insulsos? Porque eso significa que sólo saben entretenerse haciendo cosas cuando les dicen que las tienen que hacer. Obviamente esto no les sucede a todos, pero conozco a varios que no son capaces de tener pasatiempos o actividades que no les impongan las situaciones externas. ¡Disfruten su libertad, creaturitas de Dios! Los oigo quejarse de que no tienen tiempo para dedicarse a sus pasiones, pero ya que tienen tiempo, no lo hacen. No más se quedan como leones enjaulados, esperando que algo suceda. Porque, como no están obligados a hacerlo, dicen: "mañana lo hago", "el lunes", "al ratito".

Otra cosa que me fastidia, es que hay gente que no sabe estar sola. No es malo buscar la compañía, pero hay gente que no tiene pasatiempos propios. Yo, gracias al cielo, soy escritor, y aunque me gusta platicar con mis amigos, contarles chistes absurdos o mis aventurillas desgraciadas, también sé pasar tiempo conmigo mismo leyendo, escribiendo (mis libros, que ya espero publicar el primero pronto, o comentarios para mi blog), viendo películas... claro, no se trata de aislarse, sino de adaptarse. A veces mis amigos se van de vacaciones a conocidos puertos de la república y yo me quedo solo, entonces hago cosas solo. A veces me toca juntarme con la banda, ponerse al corriente con las 'amiguitas' o cosas por el estilo, pero siempre busco tener algo que hacer para no estar tirado en mi sillón como un costal de papas.

¿Alguno de ustedes se aburre en vacaciones? Creo que también tiene que ver con que nos limitamos a pensar en lo que 'podemos pagar'. Varios museos son gratis, el zoológico (que obviamente a algunos no les atraerá, pero yo soy el mega fan del reino animal), el teatro suele ser muy barato (pero como sólo pensamos en las obras de moda, que son un poco más caras...). Nunca pensamos en que hay muchas cosas que podemos hacer de 'a grapa', pero también admitamos que a veces no le ponemos interés a buscar cosas que hacer. ¿Cuantos de ustedes conocen la revista "Tiempo Libre"? ¿Y cuantos la compran? ¿Y cuantos visitan lo que ven allí?
Quizás muchos o quizás pocos, pero los aliento a todos a que cambien... estas vacaciones no hagan lo mismo de siempre. Busquen hacer algo nuevo, lo que nunca han hecho... capaz que les gusta.
Vayan a conocer nuevos lugares... ¿de verdad creen que conocen toda la ciudad de México? Piénsenlo de nuevo.

Al final, no puedo decirles qué hacer o como, o donde ni con quien, pero les puedo decir esto: no se limiten. LA cosa con la diversión es nada más decidirse. Vayan a donde nunca han ido. Si no tienen nada qué hacer, no se queden pensando en lo que no pueden hacer. Busquen algo, por ridículo que sea, y háganlo... así empecé a escribir en mi blogsito, y ahora me entretengo con esto. Atrévanse a hacer algo, en vez de quedarse aburriéndose cuando hayan agotado los pasatiempos comunes. No tengan miedo de hacer algo nuevo. Es mejor que no hacer nada.

viernes, 12 de junio de 2009

No me echen la sal...

Hola a todos, una vez más arranca un comentario en éste, tu blogsito de confianza. Antes de empezar con mi verborrea quiero contarles una cosa que me trae loco: estoy tratando de bajar un jueguito gratis de Internet (oh, sí. Gratis hasta las puñaladas, dicen algunos), pero no puedo! Un p!nch3 archivo está corrupto y no me deja instalarlo! ¡Quiero jugar! ¡Y no puedo!

Dicho lo anterior, les comento, amiguitos de Internet, que estaba yo pasando por una de esas calles tan concurridas de la ciudad de México, y de repente, sin previo aviso, vi un pintor trepado en una escalerota de esas de pintor (valga la redundancia), recargada en la pared. Oh, sí. Y lo genial fue que nadie quería pasar por debajo de la dichosa escalera. Entonces yo, ya me conocen, me dispuse a llevar la verdad y la razón a aquellos 'pobres diablos'. ME preparé, pasé por debajo de la famosa escalera y me cayó una gototota de pintura que no puedo quitar de mi camisa... ¡JA! No es cierto. No pasó nada. Y ese es el punto del comentario de hoy.

Vivimos en un mundo supersticioso, mis niños y adultos. Estamos rodeados de costumbrillas raras y casi 'religiosas'. Digo, no sé ustedes, pero yo conozco gente que vive inmersa en ese mundillo. Hay un conocido, al que llamaremos 'Eggs Benedictine', que siempre que se le cae la sal, agarra con los dedos la que puede y la avienta atrás de su hombro. Otro amigo, al que llamaremos inocentemente 'José Luis' (si hay un José Luis leyendo, tal ves eres tú), que decía que si tomas del mismo vaso que una chava antes que sea tu novia nunca podrán tener una relación. Otro amigo, al que le pondremos 'NomellamoGerardo' (no eres tú, Gerardo, en serio) no sale de su casa sin su talismán de la suerte, que es una plaquita que le regaló su novia, y que tiene marcado un signo vudú o no sé que.

Creo que todos creemos, de una u otra forma en distintas supersticiones. La más cercana prueba está en su mail (si no hay mínimo una cadena en su historia, es que no tienen mail). Que si la Virgen de Fátima te pide que la mandes sesenta veces a tus mejores amigos, se te va a conceder la salvación, pero si no lo haces, vas a tener relaciones fracasadas por doce años. Esta me encanta. Decía en una que si yo la mandaba a mis doce mejores amigos, el amor de mi vida me iba a llamar a las doce de la noche para revelarme sus sentimientos, pero si no lo hacía, todos mis amigos me iban a odiar. La verdad no lo hice, mis amigos siguen como estaban, y estoy seguro que si lo hubiera hecho nadie me hubiera llamado a las doce de la noche.

En todo caso, sí conozco historias de gente que sí siguió las cadenas y le pasaron cosas asombrosas como: recibió respuestas insultantes, lo marcaron como spam, su novia lo dejó por saturarle el correo con m!3rd@. Yo creo que mucha gente pierde el tiempo (sobre todo con esas cadenas), pero hay algunas cosas que sí me han sorprendido. Mi abuela tiene una cajita roja, y dice que si pones una monedita allí, nunca te va a faltar dinero. Al principio pensé que era un cuentito bien intencionado, pero tenía un amigo cuyo papá se quedó sin chamba. La cajita recibió su moneda, y no les miento, le regresaron el trabajo a los tres días, o algo así, y hasta carro se pudo comprar no mucho después. Igual, conozco la historia de unos niños que agarraron unas cartas de tarot enterradas y a uno le cayó una enfermedad, algo bien loco que le comía los huesos, o algo así. Neta.

A veces hay explicaciones para las supersticiones. Dicen por ahí que como nos vemos a nosotros mismos en el espejo, si se rompe 'subconscientemente' visualizamos que algo nos daña, por eso lo de los años de mala suerte. También he oído que lo de no abrir un paraguas bajo techo es porque un señor que lo hizo en su departamento le sacó un ojo a alguien. Yo no sé que sea qué y qué sea quién y quién sea qué, pero me parece interesante ver que cosas que pasan o que nos imaginamos terminan por darle forma a leyendas urbanas de altísimo nivel. La otra vez un amigo pasó... era amiga, de hecho. Contó que pasó por cierto puente, más bien debajo, en su coche, y dijo que vio unos vagos, pero así, un buen. Luego comenzó a circular el rumor que había ahí una ciudad perdida de puros chavos de la calle y vagabundos, y ya luego decían que si pasabas por ahí a pie te secuestraban y ya no te dejaban irte. Todo lo que salió, no?

Bueno, esto es todo lo que tengo yo que decir, pero recuerden que éste es también su espacio, su foro... y bueno, aunque el sombrero es mío, igual pueden escribir de sus vivencias. ¿Alguna vez han vivido una superstición 'real'? ¿Qué supersticiones conocen, gente bonita? ¿Ustedes son supersticiosos? ¿Alguien sabe como puedo instalar Perfect World Internacional?
Esta y otras respuestas quedan en ustedes. Se despide el siempre sediento sombrerero loco. Los veo luego!

jueves, 4 de junio de 2009

Las mejores maneras de burlarse del Stress

Oh, sí. Estamos de vuelta, lectores ávidos de distracciones. Ya que lo prometido es deuda, y las deudas de honor hay que cumplirlas, aquí están las 10 maneras de evitar el Stress...

1. - Si el trabajo te estresa... evítalo. Suena simple, sí, pero evitar el trabajo es un arte. Las mejores maneras de hacerlo, curiosamente, consisten en fingir que uno se está esmerando realmente para llevarlo a cabo. Los que tienden, como yo, a la pereza legendaria, sabrán que si la gente te ve 'echándola' luego luego se te van encima con los látigos. En cambio, si le dices a tu compañero de oficina que tienes que terminar los reportes, o si en la escuela te ve 'tomando notas', ni te va a interrumpir, aunque estés leyendo tu blogsito de confianza. Lo mejor de todo es poner cara de, irónicamente, estresado, y si alguien te habla le dices "Espérate, que estoy ocupado". El bono es que, cuando dejes de fingir, te van a premiar por responsable. 

2. - Si sientes que la situación a la que vas a enfrentarte te supera, haz lo que yo. No le prestes atención hasta que sea imposible postergarlo. Obvio, no podrás evitarlo por siempre, pero mientras mejores sean tus excusas, mejor saldrá todo. Lo mejor de esta jugada es que si te haces 'pato' lo suficiente, alguien terminará haciendo las cosas por ti. Trata de que no noten tus intenciones.

3. - Pásale tu estrés a los otros. No dejes que tu pareja, tus amigos o tus familiares te carguen la mano. Si algo que dicen te empieza a presionar, aprovecha para rebortarlo. Por ejemplo, cuando alguien te recuerda que tienes mucho papeleo por hacer, miéntele descaradamente: dile que ya terminaste, que fue fácil y recuérdale que lo que tiene que hacer él (o ella) es aún peor. Si no es posible, recurre a técnicas avanzadas como 'el cobro de favores', que te permitirá deslizarle tu trabajo a ese vil capataz. Trata de buscar, por lo mismo, que la gente te deba favores: haz cosas pequeñas por ellos, y deja que carguen con las verdaderas tareas.

4. - Convence a tu novi@ de que la mejor cita que pueden tener es en su casa, dándote un masaje de pies y quizas algo más. Olvida los planes, el tráfico, los gastos de comida y gasolina y la crisis económica que vive el país. Recurre a los versos amorosos de Sabines y Neruda para convencer a tu pareja de que una velada romántica cumpliéndote tus caprichos es el sueño de su vida. Si la poesía no es lo tuyo, renta películas con Sandra Bullock, Tom Hanks, Hugh Grant o Julia Roberts. Éxito casi garantizado. Por cierto, recuérdale que nadie prepara lastortas/palomitas/bocadillosaleatorios/sincronizadas como él-ella.

5. - No tengas horarios. Ésta es una difícil, porque para todo hay, tristemente, tiempos marcados. Pero trata de improvisar de vez en cuando. Salir de tu apretada rutina para comer en un lugar diferente, llegar más tarde a algún lugar, o incluso más temprano. El chiste es que no pienses en el tiempo, para que no sientas la presión de que no llegas. Por motivos obvios, aplica esta jugada en el metro. Si ves que el vagón está lleno, mejor espera el que sigue: viajarás mejor, y aunque llegues tarde unos minutos, todo lo que resta del día vas a estar más feliz. Confía en mi.

6. - Sé (o aparenta ser) inteligente. Por alguna razón, muchas veces se le exige menos esfuerzo a los más brillantes. La gente que te quiera va a tratar de aprender de ti, y quien te odie tratará de superarte. En el proceso, puedes manipularlos para que 'demuestren sus capacidades' en tareas que te correspondían a ti. Y si no, al menos verás que te es más fácil delegar, basándote en tu 'liderazgo'. Tu pones el talento y las ideas, ellos ponen el sudor de su frente. Trato justo.

7. - No los dejes olvidar JAMÁS que la amistad y el cariño son lo más importante. En vez de encerrarte en una impropia soledad, llama a tus amigos y procura reunirte con ellos para estudiar, revisar los proyectos laborales y comer. Para bien o para mal, puedes explotar el hecho de que 'somos muy unidos' para conseguir su ayuda con las cosas que no puedes hacer solo. Sí, podrías pedir ayuda a secas, pero si lo haces como te digo, se darán menos cuenta de que el trabajo en equipo lo hicieron prácticamente solos.

8. - No gastes el dinero que no tienes... mejor gasta el que tienen otros. Persigue cualquier oportunidad de ahorrar gracias a bolsillos ajenos. Si alguien saca copias, pídele que te pague las tuyas con el pretexto de redondear. Luego, le dices que no traes cambio y se lo pasas luego. Es posible que sea tan orgulloso que nunca te cobre los dos pesos. A la hora de comer, no dudes en pedir 'pruebas' de lo que comen otros, para saber que vas a pedir tú. Al final, argumenta que nada te gustó, pero habrás comido un buen bocado gratis.

9. - Date a notar en la oficina/clase. Si todos se dan cuenta de tu presencia, asociarán tu improductiva estancia con productividad, energía o al menos interés. Pero ten cuidado. No te hagas notar demasiado, pues la gente se percatará de que pasas más tiempo contando chistes y platicando que 'trabajando'.

10. - Ante todo, debes recordar lo siguiente: No importa que tan difícil sea una situación, siempre tienes que hacer esto: Lee el blogsito de confianza del Sombrerero Loco en la dosis recomendada por tu almohada de cabecera. Se lo agradecerás toda la vida. 

martes, 2 de junio de 2009

Final de semestre, stress y otros mitos urbanos

Me decepciona bastante que las fuentes disponibles para escribir mi entrada de hoy son las mismas que ayer, y apestan.  Me gusta que, cuando escribo, las letras sean parte del mensaje. Si quiero decir algo agresivo, que también sean agresivas. Pero con Times, Arial y Verdana... mejor me enfoco en los contenidos. 

Hoy, amiguitos lectores, su blogsito de confianza les va a hablar de una realidad que muchos estudiantes y trabajadores conocen (yo no, porque sólo me dedico al té y a mi blog): el es3, alias stress. Me vino la idea porque hay, como cada fin de semestre, un aluvión impresionante de gente 'enloquecida' por la presión de acabar trabajos, estudiar para exámenes y pensar, en caso de los que ya van en camino de acabar la carrera, qué van a hacer de su vida ahora. 

Todos hemos oído del stress: en la tele, de nuestros amigos, del jefe, del compañero de cubículo, de la tele, de los doctores... nos llega de todos lados, y de ninguno, porque nadie ha podido identificar cuándo y dónde nace realmente el stress. Y muchos de ustedes, inquietos y queridos lectores, lo han vivido en carne propia. Pero la pregunta clave es, ¿qué es el stress? ¿Una oscura fuerza que nos marea y nos aturde? ¿Cansancio al cuadrado? ¿Una enfermedad mental o física? ¿Una reacción autodestructiva ante el esfuerzo excesivo?
No lo sé, pero conozco los síntomas: Nerviosismo extremo, malestar general, inestabilidad emocional,  en algunos casos parálisis física o mental, etc... 

Regresando a la pregunta, teniendo en cuenta que es imposible determinar la verdadera identidad del supervillano, quiero saber una cosa más. ¿Existe, o es un amiguito imaginario como el que teníamos de niños? Esto lo pregunto porque, en realidad, hay gente que se estresa cuando la situación lo rebasa, y gente que se estresa cuando... bueno, siempre. Esa gente siempre parece encontrar una excusa para su stress: que si la crisis económica, que si los trabajos, que si el tiempo, que si la pareja... es una locura, y nótese que lo dice un hombre que usa un sombrero gigante y habla con lirones. Repito: conozco personas que sufren ante la más mínima provocación. Y lo más interesante es que, cuando salen de su problema, automáticamente encuentran una nueva manera de estresarse. Si tienen problemas con la novia, por ejemplo, y los superan, ahora se presionan porque tienen que prepararle una fiesta de aniversario. ¡Nunca están tranquilos!

También he visto gente que se preocupa por cosas irrelevantes porque no tiene nada qué hacer. Se estresan porque se aburren, porque tienen mucho tiempo libre, porque no hicieron la tarea de hoy, porque se les olvidó el paraguas (aunque no llueva), porque no vieron su programa favorito... ¿no se supone que nos presionamos por cosas que representan un riesgo, de cualquier manera? ¿O por lo menos, ante un desafío?

Esta triste realidad me hace preguntarme si el stress no lo hacemos nosotros. Quizás sea una forma de sentirnos más seguros ante el descontrol de la vida: no es que nosotros fallemos, sino que la situación es demasiado grande. Si nos estresamos (plural de cortesía, yo no me estreso) es porque, al aceptar nuestra derrota, ya no tenemos que luchar. Si acepto que la situación me supera, ya no tengo que seguir peleando. O bien, no es que seamos débiles, sino que la situación es demasiado fuerte. En la naturaleza, hay dos formas de defensa natural: luchas o huyes. Pero en el mundo humano, la sociedad parece forzarte a luchar. ¿Por qué una persona tiene que ser tan perfecta? Digo, no puedes reprobar en la escuela, ni fallarle a tu familia, quedar mal con los amigos, llegar tarde al trabajo... la sociedad pide demasiado, lo sé. Y la mente humana parece haber encontrado la defensa ideal: la única razón por la que podemos fallar en este mundo moderno es por enfermedad, y entonces nuestro poderoso 'portasombreros' crea una enfermedad. 

Otra opción es que tengamos el stress como una reacción de culpa ante el fracaso. ¿No es nefasto que tengamos que autoenfermarnos o castigarnos por una simple falla? No importa lo que suceda, no vale la pena el sufrimiento. Digo, si la vida ya es difícil, el stress, por castigo o por defensa, es no más sufrimiento adicional. Si me quedé sin chamba, ¿para qué me preocupo? Mejor me ocupo. Esa es mi filosofía. Nada es mas importante que mi Yo. Tampoco vale la pena preocuparse por nimiedades. Si repruebo un examen hoy, ¿va a importar en diez años? Bueno, si nunca lo pasé, sí. Pero si lo paso en extra, no. Y lo demás, bueno... si pierdo un trabajo, puedo encontrar otro. Si no tengo dinero, me lo puedo ganar. No digo que sea fácil, lo sé bien porque me he visto en ambas situaciones. Pero es posible. 

No sufran, amiguitos lectores. Vivan sin castigarse... no se presionen. Después de todo, todos, en más de una ocasión, cometemos errores, y a veces grandes. Estadísticamente, más o menos el 100% de la gente sufre, pierde, reprueba, se muere, la corren... las tragedias nos tocan a todos. No podemos vivir con stress. No vale la pena. Mejor, sigan leyendo éste, su blogsito de confianza, porque mañana, en la sección "El Comentario Irresponsable" que sale cada que me dan ganas, hablaremos de 10 maneras de librarnos del Stress. 

viernes, 29 de mayo de 2009

Ahora si, un verdadero comentario...

Después de mi reseña de Wolverine (wannabe también se escribe con W... coincidencia, quizá), vamos a hablar de una cosa seria. Este espacio de humor y letras producido por la cosa que hay bajo mi sombrero, llamada malamente cabeza, regresa con nuevas metas y nuevos anhelos... o no. Pero regresa. 

Y hoy, vamos a pensar en las elecciones que se acercan: Chan-chan-chan... De nuevo vamos a desenfundar nuestras voto-pistolas del IFE y a ensartarle a la canija cajita esa un papelazo lleno de mentiritas piadosas, cada una con su color: Seguridad-Azul, Apoyo Social-Amarillo, Nietomanía-Tricolor. ¿Pero alguien sabe realmente a qué se le apuesta cuando se vota? Porque digo, no he oído propuestas reales, y eso que fui a las luchas que organizaron los candidatos de mi distrito. O a lo mejor, esa era la propuesta... no sé. 

El maestro Blogger H-Ek´tor podría decir algo más coherente que yo, principalmente porque él no es un sombrerero loco, pero la verdad que me atribula no es tanto el vacío de propuestas, sino que nosotros les seguimos el juego. Y no digo que no votemos, pero tampoco veo a la gente (en su mayoría, al menos) preocupada por los proyectos que se van a seguir, las opciones que cada partido plantea... No. Mientras haya figuras de santitos en cada par(ti)rroquia, ya la gente se decide. Que si San Peña Nieto, San Calderón o el Santito de los escapularios: López Obrador. Pero no estamos votando por clones de los presidentes o presidenciables, sino por gente que no se ha dado a conocer, que si bien pertenece al mismo bando, tiene, para empezar, otra vida detrás y otra función en el mecanismo gubernamental. ¿Por qué nos conformamos con saber eso de 'dime con quién andas y te diré como gobiernas'? Yo, porque soy muy apolítico, me voy a regalar mi voto, pero ustedes ¿qué van a hacer? Si quieren aborten su voto, si quieren pónganlo en la alcancía de su Santito, o si quieren piensenlo y exijan. 

La Democracia, famoso término, implica dos cosas, al menos en su etimología: el poder y el pueblo. Pero en realidad, ¿qué poder tiene el pueblo? ¿El voto? En teoría, el voto representa que, como ciudadanos, contratamos a un tipo para que legisle o administre algo, y, si podemos ponerlo, también deberíamos poder exigirle y, en caso necesario, removerlo del cargo. Pero no. Votamos por un nombre, pero fuera de elegir quién, no podemos elegir la manera en que nos va a gobernar ese Quien. Si voto por X o Y es casi igual, porque no puedo exigirle resultados, y la verdad la gente a veces es tan apática que no piensa tampoco en los resultados que espera. ¿Qué queremos del gobierno? Seguridad, transparencia, etc. ¿Cómo queremos conseguir eso? Y, más importante... ¿Vamos a colaborar? La sociedad es, ante todo, la que construye en gran medidad su situación. ¿Eso qué significa? ¿Que estamos en contra o a favor de la pena de muerte? ¿Que vamos a dejar de dar mordida? ¿Que voy a pagar mis impuestos? Muchas veces ni nos involucramos, pero eso sí, queremos que nos den... y nos dan, pero por atrás. 

Dicen que un pueblo tiene los gobernantes que se merece. Dicen que, además, al pueblo le dan lo que pida. ¿Por qué no pedir más? Y obvio no me refiero a nada loco de ir a matar políticos, eso déjenlo para los Watchmen de Moore o V de Venganza. Pero ¿sabían que pueden hablar (gratis) al IFE para pedir información de los partidos y los candidatos? ¿Y no tenemos el poderosísimo Internet, que nos da la posibilidad de generar espacios de difusión masiva? Usemos el poder que sí tenemos, gente bonita. Aprendamos a pensar y a exigir más de nuestros políticos. Yo, por mi parte, seguire cavilando hasta el día que tenga que poner mi nombre en la papeleta, y ¿quién sabe? A lo mejor cambio de opinión.


miércoles, 5 de noviembre de 2008

Black Man in the White House!

Oh, sí. Nada como estar de vuelta escribiendo diario en mi blogsito, que espero siga siendo el blog de confianza de ustedes, amiguitos de Internet. Lo malo es que, por bello que es esto de estar aquí diario, no va a durar porque voy a estar bien ocupadito este fin de semestre. Pero mientras, les ofrezco un comentario, por cuenta de la casa.
Ayer, además del avionazo en Reforma, sucedió otra cosa que es muy importante mencionar: las elecciones de EUA, el país más sucio, corrupto, violento y cobarde del mundo, pero al que por desgracia tenemos que seguir, porque nuestras sociedades desde hace mucho tiempo tienen un pacto suicida. Lo curioso de esta elección es que no ganó el típico 'ñor blanco, medio canoso de ideas conservadoras: guerra, racismo y 'american way of life'. Ahora, para sorpresa de todos, ganó un hombre de ascendencia keniana: el señor Obama, que hasta figuras de acción consiguió.
De nada le sirvió a McCain (¿lo estoy escribiendo bien?) haber metido en su fórmula a la Palin, que la verdad es un cromo de señora, y en sus tiempos de Miss Alaska (podría hacer un albúr aquí mismo, pero me lo guardo para luego) estaba aún mejor. El cuerpo y los chongos de la amante de los rifles valieron para pura m¡3rd4 en contra del carisma y popularidad del ahora primer presidente 'afroamericano' en la historia de EUA, que arrasó en las urnas y los corazones de un pueblo que estaba sediento de cambio.
Pero no todo es mérito de Oba-ma Kenobi, pues la victoria se la debe a una figura que desde su asiento le regaló en charola de barras y estrellas la presidencia del país: el ahora perdedor desempleado George Bush, enemigo jurado del Sombrerero Loco. Gracias a su guerra, la crisis que ya llevaba un buen rato en gestación creció como la mancha voraz (si no conocieron esa película, son muy jóvenes para estar viendo este blog) y se tragó la economía mundial. Y como los gringos son pendejos, pero no tanto (y además no todos), se dieron cuenta de que este cowboy de a peso fue el que los puso a parir melones, pues ya no quisieron votar por él. Con toda razón.
Ahora, lo que debemos preguntarnos es solamente una cosa: ¿Será Obama el mesías que todos en EUA parecen creer? La verdad la verdad yo lo dudo mucho, pero también admito que sí le veo más honestidad a él que a cualquier blanquito republicano. Cierto que no hubiera votado por él por dos razones: la más importante es que soy tremendamente anti-político (escribo de política, pero no creo en ella... es un poco como Santa Claus), y la segunda es que no soy americano, entonces ni me dejan acercarme. Pero bueno, creo que Obama era el mejor candidato, aunque nada más había dos. Ahora falta que su condición de negrito lo mantenga con los pies en la tierra y, por lo menos, deje de lado el típico racismo de la Unión Americana. Pero en cuanto a que arreglé el asunto de la guerra, la economía, la sociedad decrépita y decadente, las broncas migratorias y todos los demás problemas de EUA, lo dudo mucho, porque un hombre solo nunca puede cambiar la situación entera de una nación tan grande, sobre poblada y hundida en estiércol como la que le tocó. En general, creo que lo que Obama puede traer, y lo que espero yo de él, es un cambio de actitud para la sociedad. Arreglar una economía fregada en un ratito es muy difícil, pero abrir los ojos me parece más razonable: digo, si ya votaron por un negro, igual y dejan de cazar latinos en las fronteras.
Pero bueno. Ya saben que este es también su blog, y si quieren apedrear al hombre negro o a mi, pueden hacerlo con sus comentarios (y sus piedras, pero por favor traten de dejarlo en comentarios). Igual, si creen que Obama puede arreglar algo, comentenlo. Es un foro abierto. Por lo mientras, les agradezco a aquellos que siguen leyendo este blog pese a los altibajos de su servidor. Sigan difundiendo este espacio, por favor, y si se sienten con ganas dejen sugerencias para futuras referencias. Nos vemos luego... espero que no pase más de una semana.

martes, 4 de noviembre de 2008

Rumbo al bicentenario... y se nos cae el avión

Hola de nuevo, mis amabilísimos lectores. Como lo prometí, me estoy dando tiempo para escribir tan periódicamente como me es posible. Por desgracia, el comentario de hoy es, tristemente, fruto de una tragedia más que nacional, humana.
Como bien saben todos ustedes, me imagino, hoy a las 7 de la noche un avión jet (chiquito, cuando menos) se estrelló en plena calle de Reforma, en nuestra ciudad de México. Las víctimas fueron, hasta donde sé en este momento, solamente los ocho pasajeros entre los que destacaban dos funcionarios del gobierno: Mouriño y Vasconcelos. No soy quien para decir que fueran hombres honestos, ilustres y patriotas; no los conocí personalmente y es muy difícil hacer un juicio de esta categoría con base a lo que se dice. En todo caso, la política tiene fama de sucia, pero ese no es el asunto. El asunto es que ocho personas, dos más famosas que el resto, murieron en un accidente (o atentado, finalmente no podemos descartarlo), y muchas otras, cuarenta más o menos sufrieron heridas o quemaduras de cierta severidad, esto olvidándonos también de los daños materiales.
Repito: no puedo expresar una opinión en cuanto a la calidad moral de los ocupantes del vehículo, pero lo que me parece evidente (creo que a todos) es que este acontecimiento es verdaderamente un horror para la gente de la ciudad. Pese al título de mi texto, que es un tanto 'chistoso', la verdad es que me conmueve tremendamente el hecho de que un avión caiga a media ciudad, por error o por maldad, y cause un desbarajuste en la vida de tantísimas personas: los familiares de los muertos, los de los heridos, la gente que los conocía y hasta los mismos 'atorados' por el bloqueo del tránsito. Sabrá Dios cuales eran las historias de esos, de los cuales seguramente uno necesitaba llegar a las ocho a X lugar por Y razón, y ahora no pudo hacerlo. O el que simplemente presenció el nefasto suceso y ahora nunca (me imagino yo) lo va a poder olvidar.
Si de por si ver la escena en la tele era bien grueso, imagino a los que lo vivieron (y sobrevivieron para contarlo). ¿Qué pensarán? ¿Qué habrán sentido al verlo? Porque digo, uno no va por la calle esperando que le vaya a caer un avión. Y a los que les tocó, a sabiendas de que no se iban a poder escapar, no les quedó más que aguantarse. Gracias a Dios no hubo tantos muertos como pudo haber.
Yo siento repudio por aquellos que, en caso de que fuese un atentado, hayan sido responsables por un acto tan cobarde y escandaloso. Independientemente de quién pudo ser el blanco, la muerte de una persona, y más una muerte tan violenta, y a la vez tan fría; tan cruel y tan insultante (para la misma sociedad) no es nunca algo que se justifique. Ocho muertos y cuarenta heridos es algo que simplemente no debe ignorarse.
Quizás si fue un accidente. Pero en todo caso, la tragedia es igual de grande, porque los muertos no se van a levantar. No puedo decirles que lloren a Mouriño o a Vasconcelos. Igual y ustedes no le van a ese equipo, y la verdad se vale que así sea. Lo que sí les pido es que tomen consciencia de que no se murieron unos panistas, sino ocho personas. A lo mejos los pilotos eran perredistas, o priistas, o abstemios políticos como yo. Pero lo que sí sé es que todos eran personas, a lo mejor con familia y con hijos que, por desgracia, se quedaron esperándolos y no los van a volver a ver.
Lo que vivimos no fue un hecho político; ni siquiera un evento histórico. Más que historia viva, lo que nos tocó esta noche, 4 de octubre de 2008, fue una terrible y fatal realidad. A lo mejor en tres años nadie se va a acordar, ni va a salir en libros de la SEP, ni nada. Pero ahora mismo, hay gente, como ustedes y como yo, cuya vida no va a volver a ser la misma.

Mañana: 'OBAMA VS McCAIN: Victor Maximus'

Por los difuntos y sus familias, los invito a que reflexionen. Hagamos un minuto de silencio, y luego una eternidad de palabras.

jueves, 23 de octubre de 2008

La locura del celular

Hola, mis queridos lectores y amiguitos de Internet. De verdad me apena mucho, como siempre, no estar escribiendo tanto como quisiera, pero mis numerosos problemas no me lo permiten. Por lo mientras, les prometo que voy a escribir mínimo una vez por semana, y ya que se normalice mi tiempo volveré a escribir más seguido.
Antes de empezar con el comentario de hoy, quiero acusar al gobierno del Distrito Federal (nuevamente) de incompetente. Con las nuevas rutas del Metrobús no llega uno más temprano, sino más tarde. Y no sólo eso; va más lleno desde el principio y es más caro. Ese Marcelino 'Pan y vino' ora si se manchó.
Bueno. Entrando al tema. Hoy, durante mis viajes épicos del día a día, me tocó ver una escena que para muchos sería normal, pero no para el hombre del sombrero. Había ocho personas en la fila para recargar las tarjetas del dichoso Metrobús, y todas estaban apretándole botoncitos a sus teléfonos. Unos para marcar, otros para mensajes, otros para música, otros para Internet. Simultáneamente, todos estaban enfrascados en el casi morboso placer de la telefonía celular.
Todos llevaban modelos muy nuevos (y caros), y además se ve que eran de los que nunca se despegan del teléfono. No está mal, pero es muy chistoso ver como nos hemos vuelto tan dependientes de la telefonía celular. Ese pequeño aparato se ha vuelto una cosa esencial de nuestra existencia cotidiana. Ya es raro ver que alguien no tenga un celular, o más, y más raro que no sienta que lo necesita, de una forma u otra.
Este impulso repentino de 'dependencia' al cel se presenta también con otras variantes: el iPod, los blackberry, etc. Pero principalmente con el teléfono celular común y corriente (bueno, no tanto, porque algo que cuesta más de tres mil pesos nunca será común y corriente). Conozco gente que literalmente sufre si no lleva su aparato. Se sienten desnudos; incomunicados del mundo. Han perdido, más que una máquina, su nexo con el mundo moderno, y en algunos casos hasta su identidad. Y no hablo de perderlo, sino de dejarlo en el coche, de quedarse sin batería, de olvidarlo en la cama... Tengo amigos que no acaban de estrenar un teléfono nuevo cuando ya están pensando en el siguiente modelo que van a comprar. Asombroso, de verdad, teniendo en cuenta que muchos de ellos, como yo, nacimos en una era donde todavía existían los teléfonos de ruedita (si no saben de lo que hablo, no tienen edad para beber alcohol legalmente; pregunten a sus abuelos).
Increíble que pasamos, como individuos, unos trece años sin siquiera conocer el celular (al menos ese es mi caso), y ahora no podamos imaginar la vida sin él. Y no hablemos de sociedad, porque la humanidad ha existido desde hace unos 20,000 años y el celular apenas salió en el siglo XX. Fue una revolución mayor que la de la computadora, lo que es decir mucho, porque también creció de la nada hasta volverse una cosa de la que muchos también dependen. No cabe duda de que el celular llegó para quedarse, y posiblemente todavía le queden sorpresas para darnos.
Por ejemplo, oí en un programa de radio que ya se investiga la posibilidad de que los celulares se conviertan en nuestra identidad del futuro: se convertirá en nuestra identificación (adiós al CURP y RFC), por lo que el número será intransferible y completamente personal, a través de el haremos nuestras compras y manejaremos nuestras cuentas bancarias; ese aparato y el concepto que le da vida de verdad pasarán a ser nuestro vínculo con el mundo. Un alma electrónica. Interesante, aunque también algo escalofriante. Recuerdo las novelas de Huxley (Un mundo feliz) y Orwell (1984), no al grado extremo que ahí se muestra, pero sí en el sentido de crear un mundo bastante más mecánico, donde todos nos definimos por un número, en este caso, el del celular.
Pero aún no llegamos a eso. En el hoy, me quedan unas pocas preguntas para invitarlos a reflexionar: ¿el celular es un lujo, o una necesidad? ¿les parece adecuado que nuestro celular se convierta en una herramienta de identificación? ¿qué es, hoy en día, el teléfono celular? Una herramienta, o un juguete de moda... quizás una parte de la vida de un hombre. Un medio por el cual una persona se une a todas las demás, sin importar el momento ni el lugar. Sonará fuerte, pero puede que estemos frente a una de las primeras formas de evolución electrónica del ser humano: un apéndice que nos permite, de cierto modo, fundirnos en una red colectiva; a través de la cual el mundo es pequeñito. Nos pertenece.
Dije una vez 'Todo cabe en un sombrero...', pero comienzo a pensar que donde cabe todo es en la memoria del celular.

lunes, 13 de octubre de 2008

De tu arte a mi arte...

Antes de comenzar, quiero disculparme con todos mis amables lectores por no haber estado presente esta semana, pero especialmente con un buen amigo a quien no pude acompañar en una ocasión especial. La verdad es que mi vida universitaria y personal se me está poniendo demandante y no me da tiempo ni de revisar mi correo, ni mi blogsito, tristemente. Pero bueno... ya le quedé mal a todo el mundo este fin, espero que me disculpen.
Dicho lo anterior, es momento de escribir un comentario bien lindo. Como ven, la encuesta no tuvo mucha participación (ni modo, así es esto de los blogsitos), y me veo obligado a actuar en función de los resultados obtenidos. Por eso es que hablaremos de la literatura. ¿Alguno de ustedes sabe qué es realmente la literatura? Porque una cosa es que la literatura sea el arte de escribir y otra muy distinta es lo que se escribe normalmente. Una lista de súper (o de la comer) no es literatura. ¿HArry Potter es literatura? No respondan. Piénsenlo. La verdad es que es bien complejo decir qué sí y qué no, pero los parametros para darnos cuenta de si es o no es son más o menos estos:

- Debe haber un manejo estético de la lengua. O sea que el escritor debe escribir de una forma clara, con un estilo adecuado y con conocimiento y habilidad en el uso del lenguaje. Mala ortografía, mala gramática o vocabulario de sopita de fideos no es arte.

- Como todo arte, debe provocar una reacción emocional (o racional, porque hay quien no tiene emociones). Debe ser capaz de conmover, irritar, perturbar o alegrar al lector, por dar ejemplos. En ese sentido, la excepción existente son los libros de auto-ayuda, porque esos se cuelgan de lo que ya siente la gente antes de leerlos.

- Debe abordar temas, reflexiones y contenido en general que sean relevantes para el lector y para la sociedad humana en general. Por eso es que la mayoría de los buenos libros se pueden traducir con éxito a todos los idiomas: sus contenidos son universales.

- En la medida de lo posible debe ser original.

Bueno, ya sentamos una base que nos ayuda a entender mejor la literatura, pero aún no hemos dejado nada claro. Vamos a tomar un ejemplo real (varios, mejor) que nos permita explicar éstos conceptos mejor.
El Quijote de Cervantes, obra cúspide de la literatura española (es la base de nuestro idioma como lo conocemos, así que no lo duden), maneja el español como nadie (repito, Cervantes creó nuestro español moderno), maneja una serie de elementos que nos conmueven: el amor, la lucha de un hombre contra una sociedad desvalorizada, humor, etc., etc., etcétera. También maneja entre estos elementos temáticas profundas que le importaban a la gente de entonces, y a la de ahora, incluso. Nunca antes se había escrito algo así.
Ahora, digamos... Harry Potter. Cierto, maneja una serie de temáticas que a los niños, y a muchos no tan niños, les interesan: el desarrollo de un 'estudiante' en el ambiente escolar, la formación de la personalidad y las amistades, la magia, etc. Pero gran parte de su éxito se basa en fórmulas narrativas e ideas que ya se han usado antes (en El señor de los anillos de Tolkien, por ejemplo, o incluso en los cuentos populares de la cultura europea). La originalidad no es su fuerte, y eso merma mucho su posible inclusión en lo literario. Quizás provoca una respuesta emocional, pero se basa en fórmulas que no son nada originales: siempre se muere alguien cercano a Harry Potter (me acordé de Bambi, por ejemplo, y hasta de Star Wars), sus amigos siempre lo salvan (o sus papás muertos, o sus maestros, o quien sea...). Yo diría que no es literatura. Claro, los niños lo leen y eso es importante, pero hasta ahí.
Bueno, espero que este pequeño comentario sea de su interés. Si alguien quiere quejarse de mi punto de vista o algo diferente, ya saben que esto es un foro tanto de ustedes como mío. También pueden contarnos: ¿cuál es su libro favorito? ¿les gusta leer? ¿no? ¿por qué?

Y recuerden: le pido una disculpa a mi Valedor. De verdad, disculpame.

miércoles, 8 de octubre de 2008

El tiempo vuela... nosotros caemos

Hola de nuevo. Admito que me asusta un poco el hecho de que de nuevo estoy como empecé en mi blogsito. Veo pocos comentarios... y las encuestas, bueno. En todo caso, tampoco se me hace algo de profunda relevancia, porque ante todo, escribo para mi. Igualmente, me disculpo con aquellos que han querido leer y no encontraron nada ni lunes ni martes. El tiempo se me fue volando, porque estuve ocupado en cosas y cosas. Ahora mismo escribo algo a prisa.
Eso me lleva al tema de hoy. Como pasa el tiempo. ¿No les pasa que, antes de que se den cuenta, ya pasó un día... o dos... o una semana... o un mes... o un año? A mi, al menos, sí. Y me preocupa porque cada día que pasa parece ir durando cada vez menos. Y por lo mismo, me rinde cada vez menos, y lo malo es que cada vez hay más cosas que hacer.
Me acuerdo que cuando era niño, un año era larguísimo, como la cola para los boletos del metro. No podía esperar para que llegara la navidad, o los reyes, o las vacaciones. De hecho, me daba tanto tiempo que me pasó una vez esto: era un día cualquiera de mayo, digamos, y me levanté porque creí que era día de reyes. Raro, pero verdadero. O me acuerdo que hasta los días eran bien largos. Me dormía hasta en el coche, con mis papás, en los caminos más cortitos y me parecían horas de viaje (y de sueño). Puede ser que me parecía así porque, como todo niño feliz, tenía muy pocas preocupaciones y menos ocupaciones.
Ahora, en el mundo 'adulto', me pasa lo contrario. Me veo a mí mismo enredado en un mundo de gente en el cual todos, sin excepción, viven apurados. No les alcanza el tiempo, no terminan nunca de hacer algo en el tiempo propuesto, ni se pueden tomar un descanso, porque tienen que ir a otro lado: al gym, la escuela, el trabajo, por los niños, al doctor, al súper (¿o a la comer?), a la comida con X, etc, etc. Por eso hay tanto tráfico, tanto stress y tanta gente en todos lados, a todas horas. Porque si no lo haces orita, luego no hay tiempo. Lo raro es que después no hay tiempo porque... ¡nos la pasamos haciendo cosas porque después no hay tiempo! Es un círculo vicioso, irónico, cruel e implacable. Nos absorbe inevitablemente, como un remolino en el agua.
En cierto modo, el ritmo de la vida se acelera porque nosotros mismos le permitimos acelerarse, pero hay que admitir que mucho tiene que ver en esta locura la sociedad. El horario de verano, un novedoso invento que haría que cualquier torturador medieval se sintiese orgulloso, nos descompone nuestro reloj interno; los estrictísimos horarios de trabajo nos hacen vivir con miedo de las consecuencias de fallarle al reloj, aunque sea por diez minutos. No digo que debamos ser irresponsables, pero muchas cosas no tienen que ver con la responsabilidad -porque si uno trabaja en dos horas lo que otro hace en diez, ¿qué importa a qué hora llegó?- sino con el intento, siempre futil, de los hombres para imponer un orden en su vida. Para no sentir que van a la deriva y para... no sé para qué. Igual les falla todo.
Pero bueno. El punto es que no soy el único loquito que se salió de Alicia en el país de las maravillas. Léanlo y entenderán de lo que hablo, porque para mí, el Sombrerero Loco, la hora no importa. En mi reloj siempre es la hora del te. Pero para el Conejo Blanco, siempre es tarde. Es cuestión de perspectivas. Es una lástima que sea la perspectiva del conejo la que se haya popularizado. Ah, qué más da. Ya llegará mi momento... mi hora. Pero también, como todas las demás, se irá volando.

No olviden votar en las encuestas, por favor.

martes, 30 de septiembre de 2008

Los Hombres X (Nada X)

Hola, amiguitos de Internet - me preguntó si de verdad alguien va a leer este saludo. Hmmm-. El día de hoy, en conmemoración al fin de la encuesta de Cyclops v.s. Wolverine, que aparentemente ganó el último, vamos a hablar de los X-MEN. Y no crean que es algo tan simple; de hecho hay mucho que decir con respecto a esta peculiar historia, nacida en el cómic y llevada a T.V. y cine con éxito. Pero antes, por favor contesten: ¿Quién votó por Wolverine? Digo, sólo dos personas votaron en las encuestas, y el voto de Cyclops lo di yo. Alguien que es medio asiduo del blog debió votar por Logan. Bueno. Ni modo, vox populi.
Empezaré por mencionar a los hombres X. Aunque ha habido cambios en la nómina de este conjunto, me limito a hablar de mis favoritos (y los más importantes):

- Profesor X: El buen Xavier, telépata de nivel 5 (el más alto entre mutantes) y fundador del equipo. Si bien actualmente el equipo en el cine y los cómics subsiste sin él, es una figura de máxima importancia.
- Cyclops: El líder del equipo, y fuera de las críticas que pueda recibir, uno de los más poderosos X-Men, después de Fénix y el mísmo profesor Xavier. Sus rayos ópticos incontrolables y sus habilidades para crear estrategias lo convierten en el X-Men supremo. Pero lo admito, no es el más popular, ni en su universo ni en el nuestro, por su carácter más bien introvertido y su seriedad.
- Wolverine: Honor a quien honor merece, el ganador de esta encuesta y poseedor del título del mutante más admirado y preferido. Su factor de curación, su esqueleto de Adamantium y sus garras, además de su actitud cervecera y cínica lo hacen uno de los miembros más importantes del equipo, aunque no fue de los X-Men originales. Por cierto, lo veremos nuevamente en la pantalla grande en su propio film...
- Jean Grey (fénix): La pelirroja más sexy de los cómics, es toda una fiera del poder psíquico. La mutante más poderosa de todos los tiempos, pero hoy en día, salvo por la película, su figura se hace menos presente cada vez. Fue novia de Cyclops, pero constantemente se le relaciona también con Logan. Al final, la sustituyeron por Emma Frost en el equipo y en el corazón de su líder. Pero eso sí, el Fénix siempre será el Fénix.
- Nightcrawler: Chico azul, de corazón muy noble y con aspecto demoniaco. En su contexto original, es muy religioso. Es uno de los personajes más populares, porque se teleporta, se pega a las paredes, tiene superagilidad, y bueno... es azul. Se ha mantenido vigente en la historia de X-Men.
- Emma Frost: Una verdadera reina del hielo. Es rubia, fría, pérfida y sólo se preocupa por... ella misma. Claro, la dibujan supersexy y con poca ropa. Telépata y capaz de convertirse en diamante, es la adición más reciente al equipo. Por cierto, antes era una villana. Ahora, en todo caso, es la novia de Summers y la segunda al mando del equipo. Polos opuestos sí se atraen (necesito una así). Lástima que no saliera en las películas, pero creo que le van a dar la suya. Rezaré para que salga Scott.
- Gambit: Tampocó llegó al cine, pero es, innegablemente, uno de los mutantes más carismáticos. ¿Quién no recuerda a este ladrón frances de look-cool, su baraja explosiva y frases como: '¿Necesitas un as de tréboles?'? Podría decirse que es mi segundo favorito, después de Cyclops (quizás Frost sea la tercera).
- Magneto: Le pasó lo que a Xavier, pero no se puede negar su importancia en la historia de los X-Men. Otro nivel 5, y antes del Fénix era el más poderoso.

Dicho lo anterior, comienzo mi comentario (que no será el único de los hombres X), diciendo la verdad más impactante que van a oír con respecto de esta serie: nosotros, cotidianamente, vivimos la historia de los X-Men. Así es. Porque en la historieta se narra, de forma adornada y exagerada, una realidad: la discriminación. La gente tiende a odiar lo que es diferente.
Esta es una de las principales virtudes de éste cómic. Refleja, más que cualquier cómic del mismo tipo, la diversidad que existe entre los humanos, y una serie de realidades como el odio, la xenofobia, el racismo, etc, que todos presenciamos.
Otro punto a favor es que sus personajes (no todos), nos gusten o no, están muy bien hechos. Digo, no son perfectos, pero están construidos con un buen grado de realismo. Ejemplos claros: los de la encuesta. Cyclops, medio depresivo y muy serio, resultado de su problema para controlar los rayos ópticos, en oposición a Logan, despreocupado y temerario, porque nada lo va a herir.
En general, me parece que todos deberíamos ver (o leer) la historia de estos mutantes. Les recomiendo mucho que lo hagan, y creo que no se van a arrepentir. Otro día profundizaré sobre lo que dije antes, hoy solamente era una pequeña introducción a los X-Men. Que tengan un buen día...

lunes, 29 de septiembre de 2008

¡Qué le corten la cabeza!

Antes de empezar, les pido nuevamente una disculpa. No pude escribirles nada este fin porque estuve ocupado. No paré ni un minuto, y lo peor es que no fue en nada placentero. Bueno; tampoco me estuvieron torturando unos judiciales, pero ustedes me entenderán (y si no ni modo, pero el intento se hizo). Lo que importa es que hoy estoy de nuevo listo para darles algo en que ocupar sus ociosas y, por tanto, creativas mentes.
¿Están al tanto de que hay una iniciativa para promover la pena de muerte como castigo a los secuestradores que maten, violen o mutilen, no? Que interesante. Obviamente, mi punto es que ustedes piensen si están a favor o en contra, pero antes de que me respondan, vamos a recordar algunas cosas de la pena de muerte.
Desde hace mucho tiempo, el hombre siempre ha sentido la imperiosa necesidad de hacer justicia. Y como la gente (por desgracia) reacciona mejor ante la amenaza del castigo que ante la promesa del premio, siempre buscamos nuevas y más 'intimidantes' formas de hacer desistir a los criminales de sus empresas maliciosas. Matarlos, como es obvio, es una de las más exitosas en este sentido: ¿después de todo, quién no le teme a la muerte, y más si es dolorosa y violenta?
Hagamos memoria: Los mismos griegos, tan civilizados y reconocidos por sus filósofos castigaron a uno de sus hijos más famosos con la muerte. Sócrates, pues, bebió la cicuta y murió. Los antiguos romanos, ya más violentos, mataban como si fuera jugar al dominó: Brutus y compañía conspiraron para matar a César, Marco Antonio se mató solo cuando fue vencido junto a Cleopatra, que también se suicidó. Los samurai, siguiendo su código de vida, practicaban el sepukku, mal llamado harakiri como parte de una muerte ritual, honorable, pero impuesta. Incluso los aztecas y los otros pueblos prehispánicos practicaban sacrificios humanos, en otro contexto, pero es importante mencionarlo.
Y no olvidemos el tan dulce medioevo: La Santísima Inquisición inventó cientos de nuevas y mejores formas de acabar con una vida (y salvar el alma, de paso); también los cazadores de brujas, los señores feudales, etc. Desde la horca, las hogueras, la prueba de la bruja (río, mujer sumergida; si sale es bruja, y la matan, si se ahoga es una mujer santa que murió en paz con Dios), las torturas que a todos nos encantan tales como la dama de hierro, el estómago hinchado con agua y otros tantos clásicos: todos los debemos a gente que creyó que matar era lo correcto.
Aquí comenzamos con las discrepancias. En el mundo de los griegos, romanos e incluso los japoneses, la muerte es autoinfligida en ciertos casos, porque morir por la propia mano es, de cierto modo, más importante que morir en sí. La muerte es un castigo, pero es también una prueba: enfrentarse al miedo y quitarse la vida es una forma honorable de acatar la sentencia, en oposición a ser 'ejecutado' por un verdugo, lo que se consideraba cobarde. Este suicidio es, de una manera indirecta, similar a la muerte en batalla, porque requiere de valor, y aunque se trataba de un castigo severo (mucho), no se perdía la honra.
Para los mesoamericanos, la muerte no era solamente un castigo: era un premio también. Algunos sacrificados eran prisioneros, cierto; pero otros eran elegidos para ser 'ofrendas de vida' a los dioses. Aquí también hay honor, pues el sacrificio es, ante todo, un acto de valor y de misticismo.
Para el mundo romano (otra faceta) y medieval, la muerte era simple y llanamente castigo: no hay honor ni valor. En cambio, hay espectáculo, hay sufrimiento y mucho, en verdad muchísimo dolor. El circo romano mató cristianos como hoy matamos perros callejeros, pero haciéndo fiesta en el inter: leones, gladiadores, parrillas y cientos de llamativas ideas decoraban las masacres que se presentaban en el Coliseo. Y en el caso medieval, quién haya visto películas de la época (Corazón Valiente, con Mel Gibson, es uno de los mejores ejemplos que vienen a mi mente, el otro es Juana de Arco, protagonizada por la bella Milla Jovovich) entenderá lo que digo: sacarle las tripas a alguien vivo o quemarlo (también vivo) son formas muy prácticas de disuadir al criminal. Por eso el castigo era público.
Ahora, volviendo al presente... no, aún no es momento de la pregunta del millón. Antes hablemos un poco más de historia moderna. La condena a muerte ha sido usada aún en formas más elegantes desde que apareció la ciencia: la silla eléctrica, la cámara de gases, inyección letal, incluso el paredón. Claro, los clásicos nunca mueren (pregúntenle a Sadam).
¿Se vale? ¿Es justo? ¿Se lo merecen los criminales? Esa es la verdadera pregunta. El problema de matar y no matar es sólo uno: ¿A quién? Como decido quién merece y quién no que le quiten la vida. Si yo mato en defensa propia, no. Si mato con premeditación, traición, alevosía y ventaja; entonces sí. ¿Pero si me defiendo con premeditación, traición, etc, etc.? Porque habrá quien lo argumente; después de todo, todos defendemos nuestros intereses. Y bueno, el violador. ¿Es peor o menos peor que el secuestrador? ¿Y que el asesino? ¿Dónde queda el torturador?
Como ven, el ranking de la maldad tiene muchos huecos. Ahora sí, les pregunto: ¿están de acuerdo? ¿No? ¿POR QUÉ? Lo que yo escribo no es para que piensen una cosa o la otra. Muchos murieron injustamente por penas como las que mencioné, pero muchos otros viven y destruyen casi las mismas vidas. No puedo decidir por ustedes. Pero les puedo contar un poco de historia para que sepan; para que decidan con consciencia. Además, ¿se vale matar para evitar que maten? ¿La pena debe ser dolorosa? ¿Es un castigo, o una forma de proteger a la sociedad? Mediten, amiguitos de Internet. Y opinen, porque es la voz la que nos da poder.

Nota final: ¿Se acuerdan de la guillotina francesa? Otro encanto de la pena de muerte. Brutal y sencilla. Decidan ustedes: arte, o locura.

jueves, 25 de septiembre de 2008

No te claves (y no hablo de martillos)

Hola, amiguitos de Internet. De nuevo ando aquí escribiéndoles, hoy sí con energía, en su blogsito de confianza. Las babosadas de ayer, malas pero necesarias, me dieron una idea de la que puedo hablar: el enamoramiento. Nótese que dije ENAMORAMIENTO, NO AMOR.
¿Se acuerdan cuando conocieron a su novi@, espos@, parej@, o cualquier otro tipo de compañero amoroso? ¿O creen que conocieron a la persona ideal? ¿Cómo fue? ¿Qué sintieron? Les aseguro que muchísimas cosas. De entrada, igual y no pasa nada. Pero poco a poquito nos vamos comenzando a sugestionar de formas muy diversas (¿a poco no?): nos comenzamos a imaginar como es esa persona; le damos características que nos gustan aunque no más la hayamos visto una vez. O nos empezamos a ilusionar con que el objeto de deseo nos haga caso y hasta soñamos cómo va a ser nuestra relación con el(la), ¡incluso a largo plazo!
Sorprendente lo que hacemos. Pero estos inconscientes debrayes son solamente una parte de lo que sucede cuando comenzamos a clavarnos con alguien. Hay mejores locuras para contarles: Acabas de conocer a X. Nunca l@ habías visto , o quizás convivías con el(la) desde antes, pero aunque en un principio te daba completamente igual si estaba o no; si se veían o no, ahora te parece importante que, mínimo, se crucen sus ojos. ¡Dios mío! Una persona que antes no significaba nada para ti pasa a convertirse en un eje de tu vida diaria nada más porque... ¿por qué?
Esa es una buena pregunta. ¿Por qué nos enamoramos? No lo sé. Es raro que sólo necesitas ver o cruzar unas palabritas, que ni tienen que ser interesantes, para que alguien te guste. Y se me hace raro porque uno esperaría que aparezca la atracción cuando la conoces: ya que sabes quién es y, más importante, cómo es. Ahora, es cosa de segundos. ¿Por qué? Algunos dicen que las tan mencionadas 'Feromonas' son las responsables, pero no me consta, porque venden perfumes con las dichosas Feromonas y, seamos sinceros, si funcionaran habrían muchos más feos con pegue. Y eso nos lleva a otra teoría: la superficialidad. Todos nos enamoramos del físico. Cuando él/ella se ve bien, siempre tiene más pretendientes. Ahora, eso se puede descartar también, al menos en escencia, porque me ha tocado ver que hay quien se enamora de alguien no tan fisicamente agraciado.
¿Entonces? ¿La personalidad? No, porque, repito, basta ver a la persona unas pocas veces. ¿El espíritu? Podría ser, pero entonces ¿por qué luego duran tan poco los romances? ¿El interés? Bueno, existe y lo conocemos, pero el enamoramiento por interés orita no cuenta, porque no tiene esos síntomas que dije antes.
Parece que estamos ante un misterio de la humanidad. ¿Qué nos hace clavarnos con X o Y? No lo sé. Lo que si sé es que no es permanente. Muchas veces tenemos casos de 'amores' que parecieran dignos de novelas o películas y que, a la larga, no prosperan. Porque el enamoramiento es algo efímero por definición. ¿Y cómo no, si te estás imaginando una vida al lado de alguien que ni conoces? No sabes qué le gusta, qué no le gusta, qué hace y cómo lo hace. En un principio, por el enamoramiento, todo lo que haga te va a parecer maravilloso, perfecto y hasta vas a creer que te gusta todo lo que dice, hace y es, aunque en tu vecino de al lado detestes las mismas actitudes. Pero cuando se le acaba la gasolina a nuestra pasión todos los príncipes y princesas se vuelven sapitos (o no, porque el amor de verdad puede aparecer).
Eso es todo por hoy. Queda mucho por decir de este tema; no por nada se han escrito tantas novelas, canciones, películas y poemas de amor y pasión, pero tenemos tiempo. Además, les doy chance de que piensen y se acuerden de cuando se enamoraron de X. ¿Se acuerdan? Les aseguro que muchos hasta se imaginaron viviendo con esa persona y, por qué no, hasta la boda.

martes, 23 de septiembre de 2008

El peatón no es un tope...

'¿Están listos, chicos? Sí, capitán, estamos listos.' Me preguntó por qué habré empezado con la canción de Bob Esponja. Bueno, comencemos.
Hace mucho tiempo, cuando la vida era más lenta y los coches eran un artefacto que parecía ciencia-ficción, la gente solía caminar más. Cierto, la ciudad era otra, no había tantas prisas, menos gente, etc.; pero el punto es que había más calma, menos contaminación y bueno, mucho menos ruido de claxonazos. Pero bueno, vivimos en el S. XXI.
En todo caso, es muy triste que la cultura del automóvil se haya vuelto una réplica del Pandemonio. Y lo digo porque tener un coche pasó de ser una cosa muy chida (todavía es bueno, pero menos) a ser una carga. El tráfico está pesadísimo, el calor basta para cocinar en el asfalto y ni hablar de los altos precios de la gasolina y la maldita TENENCIA. Tener un coche es una necesidad, pero al mismo tiempo es un gasto tremendo mantenerlo, es cansado usarlo y ya no te emociona manejar, porque aunque tengas 300 hp (caballos de fuerza) tienes que ir a vuelta de rueda, porque hay cientos de otros automovilistas que tampoco pueden avanzar.
Estas situaciones ponen muy tensos a los choferes (si no me creen, pregúntenle al microbusero), y eso también repercute en nuestra cultura vial. Hay mucha violencia innecesaria entre conductores: claxonazos, gritos, insultos y luego hasta peleas. Oh, sí. Pero, lo que es peor, las cosas también afectan a los inocentes (no todos, lo admito) peatones.
Quien no ha visto un carrito pasándose el alto aún cuando haya gente atravesándose no ha vivido en nuestra ciudad. Otro show que es muy común aquí es que, en lugar de cederle el paso al amiguito a pie, el hombre del auto siempre tiende a imponerse, aunque el sea uno y la gente que camina sea numerosa. O, por ejemplo, ¿les ha tocado que los cochecitos se pongan en el paso peatonal? Obvio que sí, porque como el auto pesa una tonelada y una persona no, no hay peligro para el conductor. Es verdaderamente sorprendente (y triste) como nos hemos dedicado a convertir las calles en una tiranía automovilística: las banquetas son cada vez más chicas, los autos cada vez son más y los accidentes también.
Claro, el peatón tampoco es un santo. Los puentes peatonales, hechos para salvaguardar la vida del caminante, están abandonados, porque la gente 'huevoncita' dice: 'Pa que me subo... me canso. Mejor me cruzo a lo bestia.' Cuando cruzan, vuelve a salir la flojera. 'Me voy lento. Total, que los coches se esperen.' Como ven, todos tenemos un papel cruel en esta historia. Nadie es realmente cooperativo, y por eso nuestras vialidades y nuestra cultura cívica están del nabo.
Y no olvidemos el papel de nuestros gobernantes. A Marcelino 'pan y vino' Ebrard se le ocurrió arreglar el centro histórico, y hay muchas calles que no están funcionando, pero eso sí, no hay ambulantes. Y no olvidemos las obras del Circuito, las del tren Suburbano (que arruinaron Avenida Jardín permanentemente, muy a mi pesar), las del metrobús, etc. Y lo malo no es que arreglen. Eso, de hecho, es bueno; pero avanzan al ritmo de los ciclos geológicos. Pangea se va a volver a unir antes de que terminen, porque los obreros no más trabajan en las horas pico, y en cambio, cuando no hay nadie, ellos prefieren descansar.
Ni modo; no podemos cambiarlo con magia. Pero eso sí, sean conscientes de lo que hacen. Traten de no ser parte del problema, sino de la solución. Es difícil, pero ¿qué cosa no lo es?

lunes, 22 de septiembre de 2008

Primeras impresiones

Oh, Dios mío. Llevo más o menos un mes con esta locura del blog. Quiero creer que este se ha vuelto el blog de confianza de algunos de ustedes, pero no me hago ilusiones. En todo caso, ya estamos en Lunes, y por eso, por eso mismo, vamos a hablar de las primeras impresiones.
Como me acuerdo cuando conocí D---a (lo omito porque ya me libre de ella, pero si llegara a ver este blog, vuelvo al infierno). Parecía una chica dulce, linda, muy tierna y preocupada por mí. Me enamoré enseguida de esa muchachita, porque creía que ella era inocente; que su alma era pura miel sobre zucaritas. !Ah, que errores aquellos! Conforme empecé a conocerla de verdad, me di cuenta que era dulce, pero sólo con sus amigas. A mi me trataba como si fuera su esclavo. Se preocupaba por mí, al grado que no podía yo llegar tarde porque me armaba una escena tremenda: '¿Dónde andabas? Yo ahí como idiota esperándote y tú blablabla...'. Finalmente resultó un desencanto terrible.
Por otro lado, cuando conocí a mi hermano (sí, otra vez el de la misma edad, no pregunten), me caía mal. No lo soportaba. Pero luego vi que debajo de su 'fresés' y frivolidad (es broma, para que te enojes al leerlo) había un tipo bien chido. Y cuando conocí a 7 -otro día les contaré la historia- pasó algo muy parecido. Así es la vida. Nunca podemos juzgar a una persona por la primera impresión, porque, o bien estamos en lo cierto, o estamos cometiendo un error más grande que el océano Índico.
Me pongo por ejemplo. Cuando la gente me ve, solamente ve una parte (normalmente el sombrero), pero todos los que me conocen saben que, dentro de todo, no soy tan malo como parezco. Sin embargo, esa primera impresión que he causado (mala, por cierto) en muchas personas me ha cerrado puertas importantes. Muchas chavas me han bateado, me han sacado de muchos lugares porque creen que me robé algo y me han tocado muchos, y quiero decir muchos como los granos de arena de las playas del mundo, insultos por parte de mucha gente. No me quejo, pero es raro que cuando esa gente me conoció, su percepción cambió.
Le pregunto una vez más a mis publico: ¿por qué p¡nch@ razón somos tan prejuiciosos? No más vimos a la vecinita con minifalda y luego luego a pensar que es, ¿cómo se dice; casquivana? Vemos que un chavo abraza a su amigo y ya es gay. Nuestras mentecitas son verdaderamente veloces a la hora de ponerle etiquetas a la gente. Y también de otras cosas, más en el caso de los hombres, pero de eso hablo otro día.
¿No nos cansamos jamás de equivocarnos? Pareciera que no, porque igual seguimos fijándonos en las primeras impresiones como si fueran verdad absoluta. ¡Espérense, por amor al pudín! Siquiera dejen que él mismo se ponga la soga al cuello antes de lincharlo. Porque si no, podemos estar haciendo algo que nos puede salir caro. Porque si cuando te juzgan mal sales perdiendo, cuando juzgas mal pierdes más, amiguito de Internet.
Tu futura novia podría ser la perra pérfida que se coló adelante de ti en la fila de las tortillas (o del banco, para los que se sienten nice), o tu próximo jefe podría ser el gordito que dijiste que estaba bien menso porque dijo mal una palabra. Y entonces, ora si te va a ir mal. Porque si te quejas de la perra de la cola (o al revés), y luego ves que no era tan pérfida, ya perdiste tu tiro. Y si luego la entrevista te la hace el gordito, ya mejor vete preparando para barrerle la oficina.
No se dejen engañar por la primera impresión, que sí cuenta mucho, pero que no siempre es definitiva. En el caso contrario, tampoco se dejen deslumbrar por la güera del antro que bailaba como diosa, o por el tipo que trae un carro del año y te saluda como si fueras de su familia. Ni todo lo que está en el piso es basura ni todo lo que está en el cielo son estrellas; porque el oro sale de la tierra y porque de arriba caen las kk's de los pájaros. Más vale irse a la segura, despacio. Total, es mejor tardarse en conocer a alguien que apresurarse en cometer un error, y vale más la pena correr el riesgo de no ponerle etiquetas a las cosas, porqué así sabemos después cuál le va a quedar mejor.

P.D. - Esta semana voy a poner dos encuestas. Una es porque quiero y la otra porque es importante. En esta última voy a poner algunos temas. Voten por lo que quieran ver y leer en este, su blog de confianza.

viernes, 19 de septiembre de 2008

Leyendas urbanas

De nuevo los saludo, amiguitos de Internet, en este, su blogsito de confianza. Lamento no haber escrito nada ayer, pero tenía un dolor de espalda que parecía obra del vudú. No me podía ni sentar, ni caminar, ni pararme; pero eso ya pasó y por eso estoy de nuevo dándoles otra entrada.
Este día me tocó ver a una señora que estaba espantando una mosca, porque creía que la iba a picar. Ella misma lo dijo, sin que nadie le preguntara. Cierto que las moscas son sucias y que pueden transmitir enfermedades, pero no pican. Para empezar, no tienen ni aguijón. Pero la señora estaba necia con que sí, y hasta dijo que eran venenosas. La verdad ni quise decir nada, pero me reí un buen rato de las ideas de esa ñora. Esa valiosa experiencia me llevó a escribir este pequeño comentario.
Me sorprende lo creedulos que podemos ser. A veces nos tragamos cualquier cosa, nada más porque necesitamos algo que nos solucione los problemas. Buscamos respuestas, como es natural, pero luego las buscamos en todos los lugares equivocados. Y lo más curioso es que no es uno el que lo cree, sino la sociedad entera. Estas leyenditas se esparcen como el fuego en la hierba seca.
No puedo decir que esté mal. Es natural que aparezcan esa clase de verdades a medias en un grupo social, pero es verdaderamente sorprendente lo que llegamos a creer. Algunas de las cosas que he oído son:

- Azucar en el tanque de gasolina puede dañar el motor. Es mentira. Eso lo vi en un programa de Discovery: 'Mythbusters'. No pasa nada si lo haces, pero por alguna razón todos dicen que es una buena venganza contra el auto de alguien.

- Oí que el tequila ayuda a 'bajar' la grasa de la comida. Eso me tocó verlo por mis propios ojos; pero es falso. El tequila puede ayudar a digerir mejor, pero la grasa seguirá ahí. No va a desaparecer a menos de que hagas una hora más de ejercicio, y el tequila no lo va a hacer por ti.

- Las comidas afrodisiacas. Nos encanta sugestionarnos con eso, pero nada de lo que coma va a encender a una persona no más porque si. El puro hecho de pensarlo es ridículo.

- Las balas no te empujan, sólo te matan. La verdad es que se rompen cuando entran, entonces se dispersa la mayor parte de la energía, y por eso no te mueven ni diez centímetros para atrás.

- Ahorcarte no te asfixia. Siempre te dicen eso, pero la verdad es que te rompe el cuello antes de que te quedes sin aire.

- Cuando te ahogas, no entra se llenan de agua a tus pulmones, pese a lo que te dicen. Primero se te cierra la tráquea y te asfixias. Luego entra el agua que los llena.

Bueno, esos son todas la leyendas urbanas que puedo pensar en el momento. Espero que les quiten algunas dudas. Si pueden pensar en alguna otra cosa que creamos y que no sea cierta, comentenla, por favor.

miércoles, 17 de septiembre de 2008

Espejito, espejito...

Hoy, como ya es costumbre, estoy tipeando en este, su blogsito de confianza. Antes de empezar con mi entrada, les comento que llevo ya un buen rato sin poder hacer que los malditos Gadget's funcionen. Es gracioso, pero también me apena un poco. En todo caso, me gusta pensar que quién sea que lee este blog lo hace por sus contenidos y por las jaladas que aparecen de vez en cuando, y no por los cuadritos mágicos que deberían salir al lado del texto.
Bueno, empiezo ya. Todos, o casi todos, llevamos dentro una de las creaturas más aterradoras y peligrosas del mundo. Un verdadero monstruo. Se llama Ego. Oh, sí; dentro de nosotros hay una vanidad arrolladora, que se manifiesta en miles de aspectos de nuestra vida: que si estoy a dieta, que si me siento gordo, que si te presumo mi ropa/coche/dinero, que si soy inteligente, que si sé hacer ésto o el otro. Queremos darnos a notar, que nos acepten y hasta que nos admiren. Eso es parte de la naturaleza del ser vivo. Pero los humanos lo han llevado a extremos increíbles. Se han inventado perfumes con feromonas, tangas, cirujía plástica, autos (hechos para lucir más que para transportarse), y mil otras cosas que podemos presumir. Y, por extraño que parezca, podemos presumir hasta de babosadas: el que come más, o el que es más huevón, y para verdaderas joyas del Ego, he oído a algunos presumir sus pedos (en el sentido más literal de la palabra).
Ahora, ¿qué nos hace tan presuntuosos? No lo sé. La vida misma, quizás. Pero el punto es que no podemos evitar serlo, y serlo por lo que sea. Sean honestos, ¿se acuerdan de las primeras citas? ¿A poco no se visten con cierta... elegancia que normalmente no encuentra uno en el guardarropa de diario? O, cuando van a una fiesta, ¿han ido con pants? No, porque estamos pensando en impresionar. ¡Santa vanidad! O, alejándonos un poco del aspecto físico, quién no se siente orgulloso cuando tiene cualquier cosa que presumir: si el hijo saca diez, si me compré un coche, que si gano tanto en mi trabajo. Recuerdo que, en secu o prepa siempre existe un sistema que parece de castas y que se basa en lo que uno es capaz de presumir.
Recuerden al amigo que todos tienen: el famosísimo 'uno más que tú'. Si le digo que fui a una fiesta y que me ligué a una chava, él fue a una fiesta exclusivísima y se ligó a diez modelos, eso si no vio primero a Martha Higareda. Si conseguí trabajo en una empresa que me paga bien, él de seguro fue llamado personalmente por Bill Gates para administrar Microsoft. Y ni hablarle del coche que compré, porque él acaba de conseguirse un BMW Z4 o un Ferrari. Obviamente, mucho de lo que pueda contar el 'Uno más que tú' es mentira, pero la intención de destacar es verdadera.
Es sorprendente todo lo que hacemos para destacar entre la multitud. Buscamos una novia que parezca una tenista rusa, las mujeres buscan un hombre que parezca clonado de Brad Pitt, y luego invitamos a nuestros amigos a cualquier lado solamente para que nos vean con ella/él. Pero lo peor del caso es que, muchas veces, les seguimos el juego. De verdad admiramos (o envidiamos) lo que puede tener el otro, y automáticamente queremos tener lo mismo. Es algo que no puedo explicar del todo, pero que todos hemos vivido alguna vez.
Ahora que lo cuento, me da risa, pero cuando me ha tocado presumir (o que me presuman) me lo tomo con mucha seriedad. Es la oportunidad que todos buscamos de ser, aunque sea por 10 minutos, los héroes del círculo de amigos, ser el triunfador. Sentirse especial, por ser o tener algo que otros no tienen y demostrárselo al mundo. Y no se sientan mal; es algo natural. Muchos animales lo hacen para aparearse o ganar posición en su grupo. Pero eso sí, dense cuenta de cuando presuman una estupidez, para que luego tengan algo que contarle a sus amigos y a su humilde servidor de sombrero elegante.